Salvar Europa de Europa

El futuro de la Europa de los ciudadanos, no de las élites buro-tecnocráticas que hoy la gobiernan, depende del resultado electoral del 22 al 25 de mayo. Terminar el austericidio e incentivar un crecimiento económico sostenible está en nuestras manos, en nuestro voto. Pero, sobre todo, en superar las fronteras y para poner en común políticas estables que reduzcan las diferencias entre Estados y entre ciudadanos. Las mareas cívicas que hoy sostienen aquí la crítica contra las imposiciones ideológicas neocondeben unir y coordinar sus esfuerzos con el resto de la ciudadanía europea.

Debemos rescatar el capital público de la sanidad y la educación igual para todos como se ha hecho con el agua, que ya está fuera de los servicios públicos susceptibles de privatización gracias a la iniciativa legislativa ciudadana que debemos seguir impulsando. Hay que atacar las políticas actuales del dumping entre Estados: social, financiero o fiscal, en que cada uno se convierte en depredador de los vecinos y que les permite organizar su irresponsabilidad y bloquear la formación de contrapoderes a nivel de la Unión.

Se necesita una ciudadanía europea para frenar el creciente déficit democrático de la dictadura de las élites al servicio de los mercados financieros, por un lado; y, por otro, de la reacción antipolítica de los descontentos, asimilados por los neofascistas a causa de la precarización de las condiciones de vida, el saqueo del trabajo y el desprecio de las perspectivas de futuro. Hay que proponer otra UE con formas ampliadas de participación colectiva, y conseguir que el conflicto entre modelos de sociedad no se hurte tras el conflicto estéril entre naciones y N-S o E-O.— Maximiliano Lasén Paz.