Vacunas sin nevera
Médicos sin Fronteras reclama más información a las farmacéuticas sobre la cadena de frío para las vacunas, un obstáculo para mejorar la inmunización de millones de niños
Una gestión más flexible de la “cadena del frío” en el transporte de las vacunas permitiría alcanzar a más personas en lugares dónde la logística y la falta de recursos son una limitación, en ocasiones, insuperable. Por eso, la organización Médicos sin Fronteras, en ocasión de la Semana Mundial de la Inmunización, pide a las compañías farmacéuticas que proporcionen más información sobre el grado real de sensibilidad al calor de algunas vacunas, que ahora tienen obligatoriamente que ser mantenida a una temperatura constante de entre 2º y 8º C durante el transporte.
“Por nuestra experiencia, la necesidad de mantener las vacunas en la cadena de frío durante todo el camino hasta el paciente es, sinceramente, una de las mayores barreras para que organizaciones como MSF pueden llevar a cabo vacunaciones eficaces”, afirma el doctor Greg Elder, director adjunto de Operaciones de MSF en un comunicado difundido por la organización. “Si pudiéramos usar de forma segura más vacunas fuera de la cadena de frío durante un periodo de tiempo, sobre todo para el último tramo del viaje, podríamos inmunizar a muchos más niños que viven en las zonas más aisladas”, añade.
Más de 22 millones de niños en el mundo no completaron su cartilla de vacunación en 2012 y 1,5 millones de menores por debajo de los cinco años mueren cada año por enfermedades por las que no han recibido vacunación, según datos de la Organización Mundial de la Salud. La necesidad de mantener la cadena del frío desde el momento en el que las vacunas salen de la fábrica hasta que llegan, es una de las barreras al acceso a la inmunización. Y esto, según MSF, a pesar de que hay evidencias de que algunas vacunas siguen siendo seguras bajo la denominada “cadena de temperatura controlada”, que prevé que se pueda romper la cadena de frío durante un breve periodo, justo antes de su uso, lo que facilita el trasporte en zonas más remotas. Una posibilidad que en muchos casos puede marcar la diferencia, ya que según Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización (GAVI), la mitad de las estructuras sanitarias de los países más pobres no tienen suministro eléctrico.
“Para reducir el peso de la cadena de frío, necesitamos que las compañías farmacéuticas utilicen los datos que ya tienen y generen nueva información para demostrar la verdadera estabilidad al calor de sus vacunas y que algunas son eficaces incluso cuando se utilizan fuera de la cadena de frío más estricta. Esto se ha hecho antes, pero en excepcionales ocasiones; necesitamos que más compañías den este paso”, comenta Elder Kate, referente de vacunas de la Campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF.
La organización apoya su petición en los resultados de un reciente estudio realizado por Epicentre, su centro de investigación, sobre una vacuna contra el tétano que sigue siendo efectiva tras un mes fuera de la estricta cadena de frío. “Durante 2013, Epicentre, MSF y varios socios –explica la organización en un comunicado– llevaron a cabo un estudio para determinar la estabilidad y la eficacia continuada de esta vacuna antitetánica del Instituto del Suero de la India, cuando esta se mantiene en una cadena de temperatura controlada con temperaturas ambiente de hasta 40º C durante un máximo de 30 días”.
La investigación sobre el terreno en Chad demostró que la eficacia del tratamiento en dos grupos de mujeres que recibieron las vacunas, unas conservadas en estricta cadena de frío y otras tras permanecer fuera durante 30 días, era la misma.
Hasta ahora solo la vacuna MenAfriVac, contra cepas de la meningitis A en el cinturón de la meningitis del África subsahariana, ha sido recomendada por la OMS para poder ser utilizada en “cadena de temperatura controlada”.
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