Dimisión, ese vocablo desconocido
Si bien la corrupción de los políticos es común en todos los países, lo que cambia es la consecuencia que ello conlleva según el país de que se trate. Acaba de dimitir la ministra británica de cultura Maria Muller, y eso a pesar de la fuerte defensa que hizo de ella el primer ministro Cameron. También ha tenido que devolver 7.000 euros cobrados fraudulentamente para un chalet.
Todavía está por llegar que eso ocurra en esta España nuestra que más que un país es una gran “charcutería” con una amplia selección de “chorizos”. A la ausencia de honradez y la poca moralidad se añade la falta de vergüenza de dar tan mala imagen ante el mundo.
A ver si empezamos a tomar ejemplo de lo que sucede en otros países.— Lourdes Camps.
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