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PUNTO DE OBSERVACIÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La estrategia de la provechosa apatía

El Parlamento Europeo informó en contra del Gobierno valenciano del que formó parte el candidato González Pons

Soledad Gallego-Díaz

Falta poco más de un mes para las elecciones europeas, que en España serán el 25 de mayo, y lo menos que puede decirse es que no existe prácticamente ambiente de campaña electoral. El mérito corre completamente por cuenta del Partido Popular y del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que han diseñado una estrategia lo más “ausente” posible.

La idea de retrasar el nombramiento del cabeza de lista popular, presentada como si fuera una simpática pillería en lugar de una auténtica cacicada, puede haber tenido más que ver con la designación, no del número uno, Miguel Arias Cañete, indiscutido en su partido, sino del número dos, el diputado valenciano Esteban González Pons, que será quien realmente represente al PP en el Europarlamento (Arias Cañete aspira a ser elegido inmediatamente después miembro de la Comisión).

González Pons tiene un perfil singular como portavoz popular en Bruselas porque fue consejero de la Generalitat Valenciana de 2003 a 2008, con Francisco Camps como presidente, una Administración de la que cerca de 50 altos cargos han sido después imputados por diversos delitos. Pons era consejero de Relaciones Institucionales cuando el Parlamento Europeo, en diciembre de 2005, aprobó, por 550 votos a favor, 45 en contra y 25 abstenciones, el llamado Informe Fourtou por el que se recomendaba a la Comunidad Valenciana una moratoria en la recalificación de terrenos rústicos e indemnizar a los europeos que habían sido víctimas de abusos.

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De la composición de la Eurocámara van a depender asuntos en los que los ciudadanos arriesgamos mucho

El informe, en el que se constataban corruptelas de todo tipo en el urbanismo valenciano, fue seguido, tres meses después, por el anuncio de que la Comisión Europea abría un procedimiento de infracción contra la ley urbanística de la Comunidad por no ajustarse a las directivas de la Unión en aspectos como el contenido de las ofertas, la variación de los precios en los proyectos o en las recalificaciones. La Comisión censuraba también que se hubieran seguido aprobando programas de actuación integrada (PAI) que permitieron recalificar en aquellos años millones de metros cuadrados en la costa levantina. González Pons, que pasó en mayo de ese mismo año a ser consejero de Territorio y Vivienda, no se tropezará en Bruselas con Janelly Fourtou, a la que el PP puso a caldo, porque la política liberal francesa ya se ha retirado.

El interés electoral del PP por una campaña lo más apática que se pueda no debería llevar aparejado el desinterés ciudadano. Estas son unas elecciones europeas notables, no solo porque las circunstancias económicas son aún muy inciertas, sobre todo en España, sino también por los efectos inmediatos que tendrá en la elección de presidente de la Comisión Europea (un socialdemócrata o un conservador). Y todavía más importante porque de la composición de la Eurocámara van a depender asuntos en los que los ciudadanos arriesgamos mucho y sobre los que nuestros futuros representantes nos deberían explicar qué van a votar.

Estas elecciones, como recomienda Jacques Delors, deberían provocar una confrontación de ideas lo suficientemente clara como para que los ciudadanos podamos después reclamar a cada grupo político que cumpla sus compromisos. La lista de temas es amplia: ¿cómo proponen que se cierren en el futuro los bancos que quiebren?, ¿votará a favor de que la Unión garantice los depósitos de los pequeños ahorradores hasta 100.000 euros?, ¿y de la regulación de los libérrimos mecanismos financieros que provocaron la crisis?, ¿qué gasto cree que debe afrontar el Fondo Social Europeo?, ¿debe existir una política de inmigración común?, ¿qué proponen para avanzar en una política energética común?, ¿cómo piensan proteger los datos personales y las comunicaciones de la intromisión de Estados Unidos y del escrutinio injustificado de las agencias propias?, ¿votarán a favor de que las etiquetas de los productos alimenticios y manufacturados tengan toda la información que demandan los consumidores?

Ya van cuatro rondas de las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Se llevan en secreto y están provocando toda clase de rumores y temores. ¿Votará a favor de que se hagan de manera transparente?

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