Escala trascendente y escala humana
FOTO: Miguel de Guzmán /Imagen Subliminal
Ni dar miedo ni fomentar un misterio, esta iglesia sevillana busca acercarse a quien quiera entrar en ella. Para conseguirlo, sus autores, Joaquín Pérez Goicoechea y Salvador Cejudo (AGi Arquitectos) han echado mano de la paradoja. Y de materiales industriales.
La paradoja: tres vacíos estructuran el espacio para la fe de un edificio grande (de 1.000 metros cuadrados) que completa un Centro Parroquial de 2.000 metros cuadrados que ha ido levantándose a lo largo de 15 años. La Iglesia de la Ascensión “además de ofrecer apoyo espiritual busca ofrecer asistencia social a los vecinos”, explican los arquitectos. Y por eso el gran patio central es un lugar de encuentro, un oasis urbano, un lugar para la fe vacío que, arquitectónicamente, cose los diversos edificios del centro. Dos patios más –uno junto a la pila bautismal y otro junto a la sacristía- sirven para organizar rastrillos, cine de verano y catequesis.
Así, para repensar el papel de la arquitectura religiosa en la sociedad, los proyectistas eligieron trabajar con materiales económicos, y han tratado de combatir la sensación de desarraigo habitual en las zonas de expansión periférica cuidando, y despejando, el acceso para enfatizar el carácter de acogida que quiere comunicar la iglesia. Eso sí, como en las grandes catedrales es la luz la que marca el clima de cada parte del templo. Y, como en esas obras monumentales, aquí también llega desde lo alto: desde los planos inclinados de la cubierta metálica que dejan entrar luz cenital (a veces mucha, como en la nave y otras escasa, como en la capilla del Sagrario) en el interior. Los arquitectos explican esos cambios económicos pero efectistas como un trabajo con voluntad de permitir la convivencia entre la escala trascendente y la escala humana.
Coste final por metro cuadrado, según arquitectos: 773,54 euros.
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