Reconstruir una escuela es reconstruir el futuro
Esta entrada ha sido escrita porTomás Pastor García.
Foto: Marco Dormino/UNICEF.
Quien espere una crónica sobre Haití pesimista, trágica o desesperada, mejor busque en otra página. Sería real y sería conmovedor, seguro. Pero algunos días conviene ver proyectos que funcionan, organizaciones que colaboran y haitianos alejados de clichés fatalistas.
Patricia es categórica: "esto ha cambiado. Mucho en los últimos meses". Describe con precisión cómo han desaparecido la mayor parte de las tiendas donde acampaba la población en el centro. El esfuerzo se antojaba titánico pero, al menos aparentemente, ha habido una solución concreta. Otra ha sido retirar, por fin, los escombros que impedían medio normalizar la vida en la ciudad. Es española y lleva ahora tres años en Haití. Se mueve resuelta entre un tráfico vibrante y caótico. Tras muchos meses en la zona de Les Cayes en otros proyectos, supervisa la construcción de un colegio justo donde cayó el de San Gerardo el día de terremoto. "Fue terrible. Como muchas otras escuelas, estaba llena. Y se derrumbó con cientos de niños dentro. En el mismo barrio cayeron cientos de construcciones, como la torre de la Escuela de Telecomunicaciones, junto al colegio, con unos mil alumnos dentro”. Vino con la ONG Acoger y Compartir y trató de sacar adelante esta construcción, pero la situación de la ciudad no lo permitió durante años. El Real Madrid ayudó en la transición, financiando una nueva escuela en la sierra sur, el Haití profundo, donde había muchos desplazados, adaptando la idea inicial. "Nos hemos unido con otras dos organizaciones, Asociación para la Solidaridad (también española) y Serve (irlandesa). Se terminará de levantar a tiempo para empezar con el curso en octubre con 700 plazas".
En la obra aparece tranquilo Damas, un ingeniero haitiano con toda la experiencia en la reconstrucción de escuelas. Explica minuciosamente los detalles del armado en la estructura, corrige un replanteo del acceso y evalúa con Patricia los ratios adecuados para el número de baños. "Hemos tenido que cambiar nuestras formas de trabajar, ser más precisos, considerar con rigurosidad los cálculos antisísmicos en la estructura. Pero sobre todo hemos tenido que mejorar como profesionales que se ocupan de personas. No puede volver a ocurrir." Y calla.
Un poco más tarde contemplamos la loma densamente ocupada por modestas casas. "La escuela ya funciona en el barrio" -dice orgulloso- "No sólo por el empleo que ha generado. Está en marcha organizar el proyecto educativo o buscar becas para los niños con menos posibilidades. Se implican las familias, los profesores y los alumnos."
Camino del orfanato en el barrio de Delmas, hablamos sobre las posibilidades reales del país. A todos nos preocupa que antes del terremoto la situación ya era muy mala e inestable.
Desde la parte superior del terreno nos saluda Levy. Permite una prudente avalancha de los más pequeños que unos pocos alumnos mayores reconducen sorprendentemente. Un rápido vistazo a dos casitas minúsculas en las que duermen 60 niñas y niños. La zona de las aulas no es más que una frágil estructura de viejas maderas que amenaza ruina. Levy habla despacio asegurándose que dice lo que quiere decir. Es voluntario. Es profesor. Es haitiano. Tiene mucho mérito implicarse en la educación de estos pequeños en concreto, y nos confirma: “Queremos salir de este espacio. Tenemos que sacarles a una zona donde puedan tener una escuela mejor, mejores habitaciones, espacio de juego… un lugar digno, nada más”. Patricia plantea una solución: si encontramos un terreno, ha negociado un acuerdo con otra organización americana que se encargará de la construcción. Nos llevará algún tiempo entre burocracia, pero hay respuesta. Levy sonríe sin disimulo.
Alrededor hay historias muy duras. Por el terremoto y por otras que ocurren en Puerto Príncipe. Atardece y al salir hay niños con sus libros compartidos bajo una farola para aprovechar el alumbrado público. Como hace 7 años, la primera vez que estuve aquí. Esas ganas son la oportunidad de alejar a Haiti de la historia ya escrita, de la predeterminación.
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