Quédese con esta cara
Se llama Christopher Elson y es el modelo que protagonizó nuestra sección 'Sublime' de marzo. Ojo con uno de los nombres que más sonarán en los próximos meses
¿Quién es la misteriosa cara que se oculta, tras las puertas del Club Financiero Génova, en la sección “Sublime” del número de marzo de ICON? No sabemos si se habrá hecho esta pregunta, pero sepa que se trata de Christopher Elson y no es el presidente de un fondo de inversión, sino el penúltimo descubrimiento de Dolce & Gabbana (busquen su cara en el catálogo de la maison de esta temporada). Aunque las apariencias puedan situarlo en la treintena, tiene 23 años. Se mudó a Madrid hace dos. No tenía trabajo. Ni casa. No hablaba el idioma. Ni conocía a nadie. Hoy, el modelo londinense no solo ha conseguido su objetivo inicial de aprender español, sino que es una figura que empieza a despuntar en el mundo de la moda. Ha colaborado con algunas de las casas más prestigiosas y, aunque no tuvo reparo en trabajar para la sesión de fotos de ICON, prefiere la pasarela (“No sé por qué pero el ambiente me gusta mucho. Normalmente estoy nervioso, pero cuando empiezo a caminar delante de mucha gente, me encanta”).
Alejado de la androginia que hoy está a la orden del día en muchos maniquíes, Elson posa y desfila con un aspecto masculino mucho más cercano al Don Draper de Mad men que al Andrej Pejic de Jean Paul Gaultier. Bajo tanta testosterona, no obstante, se oculta una candidez desarmante que sale a la luz tanto cuando habla de sus experiencias con los diseñadores más prestigiosos (“Domenico [Dolce] es muy profesional y muy majo”, asegura, todavía con un acento inconfundiblemente british), como cuando cuenta en qué consisten sus proyectos futuros, que no son otros que centrarse en lograr su sueño: cimentar una carrera sólida que le permita permanecer en el mundo de la moda tanto tiempo como sea posible. Sin embargo, por si las cosas no cuajan, tiene en la recámara un plan B un poco menos glamuroso y un poco más enternecedor: “Me encantaría seguir en Madrid y abrir una tienda de bicicletas, porque me encanta el ciclismo”. Empezó a practicar este deporte con catorce años y llegó a desempeñarse a nivel profesional, compitiendo en Francia y España. Las circunstancias de su nuevo trabajo hacen que no pedalee desde hace tiempo, pero siempre existen compensaciones, como conocer al top francés Clement Chabernaud en el backstage de una pasarela (“Estuvo dándome ánimos porque yo estaba nervioso”). No es de extrañar, al fin y al cabo, que, de su país natal, diga que echa de menos “la familia y tal…, pero prefiero vivir en Madrid”. Claro que esta opinión podría cambiar si, en los próximos meses, conquista París o Milán.
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