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Murdoch mete en el juego al hijo pródigo

A sus 83 años, el magnate recoloca las fichas sobre la mesa de su sucesión. Y en lo alto del organigrama reaparece Lachlan, el primogénito, que fue su favorito hasta que decidió volar solo y fracasó Su ausencia le libró del escándalo de las escuchas, que sí salpicó a su hermano James. Uno de ellos está llamado a pilotar el imperio mediático. O los dos

Rupert Murdoch, entre sus hijos Lachlan (izquierda) y James, en julio.
Rupert Murdoch, entre sus hijos Lachlan (izquierda) y James, en julio.rick wilking (reuters)

Rupert Murdoch tiene cuerda para rato. Acaba de comprarse un ático de tres plantas en Manhattan, para empezar su nueva vida de soltero, en el mismo moderno rascacielos que se levanta al sur de Madison Park en el que vive la modelo Gisele Bündchen. Pero el magnate sabe que no es inmortal. Por eso empieza a colocar a sus hijos varones en puestos ejecutivos clave para, cuando llegue el momento, ceder a uno de ellos las riendas del segundo imperio de medios más poderoso del mundo después de Disney. O a los dos.

El anuncio con el doble ascenso simultáneo corrió como la pólvora antes del amanecer del miércoles en Nueva York, aunque la atención se centró especialmente en Lachlan Murdoch. Vuelve a contar de repente en la carrera de la sucesión. El mayor de los hermanos, de 42 años, fue siempre el favorito del patriarca. O al menos hasta que en 2005 dejó la ejecutiva de News Corporation y fundó Illirya, una firma con sede en Sidney que invierte en medios de comunicación.

Durante este tiempo, Lachlan conservó su asiento en el Consejo de Administración en el conglomerado. Pero ahora reaparece a lo grande en el organigrama como copresidente no ejecutivo de 21st Century Fox y de News Corporation, las dos compañías en las que se dividió en junio el grupo de medios. Su padre permanece como consejero delegado y presidente, mientras que su hermano James compartirá el cargo de director de operaciones en la unidad de entretenimiento.

Se explicó poco del doble movimiento, y eso ha dado pie a todo tipo de especulaciones sobre el elegido. También sobre el estado de salud del magnate, que suma ya 83 años. Durante la ausencia de Lachlan tras el choque frontal que tuvo con la ejecutiva del grupo, fue James el que se presumió como el único sucesor. Hasta que el escándalo de las escuchas telefónicas en Reino Unido dañó su reputación. Entonces el melón de la sucesión se abrió por completo.

Rupert Murdoch ríe con su hijo James en presencia de Elisabeth, en una carrera de caballos en 2010. Ella no aparece en las quinielas: se enfrentó a los dos por el escándalo de las escuchas
Rupert Murdoch ríe con su hijo James en presencia de Elisabeth, en una carrera de caballos en 2010. Ella no aparece en las quinielas: se enfrentó a los dos por el escándalo de las escuchasAFP

Rupert Murdoch recoloca ahora las piezas sobre la mesa. La que no aparece en el último movimiento es Elisabeth Murdoch, a la que no se citó en los dos comunicados publicados anunciando el ascenso de sus hermanos. Ella es la fundadora de Shine Group, la productora de todo un éxito de programa como es MasterChef. Ahora la compañía está bajo el paraguas de 21st Century Fox. En plena debacle de James, la hermana mayor pareció como una alternativa para sustituir eventualmente al padre.

Elisabeth, Lachlan y James son los tres hijos de su segundo matrimonio con Anna Mann. Pero no está dicho que todo el poder vaya a caer en un único hijo. Tras la división de News Corp. en una compañía centrada en la televisión y otra en la parte editorial, es posible también ver que haya dos presidentes y dos consejeros delegados, y que ese doble cargo recaiga, por tanto, en los hijos que están inmersos de lleno en el negocio familiar.

El problema de Elisabeth es que se enfrentó a su padre y a su hermano pequeño por el escándalo de las escuchas ilegales. Al patriarca no le gustó lo que dijo en público contra sus tabloides. Las que sí están descartadas por completo son Prudence, de su primer matrimonio, y Grace y Chloe, del tercero con Wendi Deng, de la que acaba de divorciarse. Ellas no tienen implicación alguna en la gestión de la compañía. La competición, por tanto, será entre los varones.

James Murdoch, de 41 años, sigue yendo cojo por el escándalo de los pinchazos telefónicos, con un caso pendiente por resolverse en Estados Unidos además de la batalla legal abierta en Reino Unido. Sin embargo, en una nueva muestra de confianza, el pequeño de los dos hermanos se pone a la altura de Chase Carey, uno de los principales ejecutivos al margen de la familia sobre los que se apoya Rupert Murdoch. Por eso se considera tanto su ascenso como un retorno.

Pero ha sido el nombramiento de Lachlan Murdoch el que causó más sorpresa, pese a que desde el entorno familiar se diga que su ascenso lleva tiempo preparándose. También era esperado que volviera en algún momento a ponerse al frente del negocio editorial de su padre, que incluye The Wall Street Journal, HarperCollins y los activos de prensa y televisión en Australia. Nacido en Londres, se crio en Nueva York y estudió en la Universidad de Princeton.

Rupert Murdoch con su segunda mujer, Anna Mann, y sus tres hijos Elisabeth, Lachlan y James, en el año 1977.
Rupert Murdoch con su segunda mujer, Anna Mann, y sus tres hijos Elisabeth, Lachlan y James, en el año 1977.GETTY

Su mujer, Sarah, presentó la versión australiana de Next top model. Tienen tres hijos. Pese a ser multimillonario y estar casado con una supermodelo, la pareja trata de llevar su vida en privado. La idea ahora es que vaya repartiendo su tiempo entre Nueva York y Sidney. Eso le permitiría llevar adelante sus negocios personales, aunque tendrá que renunciar a algún puesto directivo para evitar conflictos de intereses con el nuevo cargo que le encomienda su padre.

Lachlan quiso forjar su propia identidad y demostrar que podía ser un emprendedor de éxito por sus propios méritos, sin depender de su tutor. Pero el mundo de los medios es arriesgado para ir en solitario y llevar el apellido de Murdoch crea una presión adicional, por las expectativas que genera. Tampoco pudo demostrar que tenga el talento para los negocios del padre. Basta con ver la situación de Ten Network o las apuestas que hizo por Consolidated Media Holdings y el operador One.Tel.

Lachlan, tras casi una década dando la espalda a su padre, acepta su oferta porque al final lo que le puede es la pasión por los medios. El hijo pródigo tiene más experiencia que su hermano, y esta larga ausencia evitó que le salpicara el escándalo de las escuchas que obligó a Rupert y James Murdoch a pasar a declarar por el Parlamento británico. Además, en el imperio de su padre cuenta con los generales de campo que necesita para llevar adelante la batalla.

La gran pregunta que está en el aire es por qué el patriarca decide ahora empezar a ceder poco a poco el poder y poner a sus dos hijos a competir. Quizá la edad le hizo más sensible. Lo que también es cierto es que el proceso de partición de News Corporation están bien encauzado, lo que da cierta lógica al momento en el que se anuncia el ascenso de los dos hijos y lograr así preservar su legado. Es una transición que podría llevar aún un par de años.

Los dos varones, como dicen los analistas, están listos para seguir dando continuidad a la dinastía familiar pese a lo que piensen los inversores. De hecho, dos tercios de los accionistas de la antigua News Corp. votaron en contra de que los dos hermanos siguieran en el Consejo de Administración. Pero al final, los Murdoch son los que controlan las dos compañías y cualquier decisión estratégica debe pasar por ellos. Si no les gusta, la vetan.

Rupert rehace su vida como soltero

Justo cuando dividía en junio su imperio en dos compañías, Rupert Murdoch anunciaba su separación de Wendi Deng tras 14 años. El divorcio se resolvía a los cinco meses, y poco trascendió del acuerdo. "¡'The New York Times' dice que soy uno de los solteros más codiciados! ¡Ojalá tuviera 40 años menos!", decía en Twitter en diciembre. En febrero se hacía con un piso de 42 millones en Manhattan y se iba a una fiesta posterior a los Oscar acompañado de una empresaria de Silicon Valley de 44 años. Deng no parece tener una vida tan tranquila: supuestas notas suyas revelan sus infidelidades y exempleados la acusan de agredir a su exmarido.

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