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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Machismo con galones

Una militar acosada sexualmente en el Ejército gana recursos contra sus superiores mientras estos la castigan disciplinariamente

MARCOS BALFAGÓN

El caso de la capitán Zaida Cantera está abriendo una fisura en la buena imagen del Ejército español. Todos los datos —probados— que rodean a esta militar que participó en las misiones de Líbano y Kosovo demuestran que aún hay demasiados uniformados entre los que el machismo va de la mano del revanchismo, la mentira y la mala fe.

En 2012, la capitán consiguió que el Tribunal Militar Central condenara a su superior, el coronel Isidro José de Lezcano-Mújica, por acosarla sexualmente, lo que ratificó el Tribunal Supremo. A partir de ese momento, la capitán Cantera empezó a tener problemas. Primero, con una evaluación personal extraordinaria cuyo resultado fue —qué casualidad— peor que el que poseía hasta el momento. Se le denegaron las vacaciones de verano y también se le impidió cambiar de turno en el curso de ascenso a comandante. Finalmente, fue arrestada dos meses por haber alterado, supuestamente, la fecha de un parte de petición de permiso.

La vía disciplinaria de las Fuerzas Armadas se le ha aplicado a Cantera con rigor, lo que resulta paradójico porque no es lo habitual; sobre todo en asuntos de acoso sexual. De hecho, la oficialidad dice que no ha habido faltas en ese terreno en los últimos diez años. Raro, ¿no? Sobre todo si se tiene en cuenta que durante ese tiempo la justicia ha condenado a 25 militares por ello.

Lo de Cantera cobra la dimensión de escándalo mayor ahora que la justicia ha dicho, por segunda vez, que no puede condenar a la capitán por la supuesta alteración de la fecha en ese parte, pero sí alertar de que una de las firmas de los superiores que lo suscribían puede ser falsa.

Iñaki Gabilondo entrevistaba a Zaida Cantera hace nueve años, cuando la militar servía en Kosovo. Decía haberse decidido por la carrera militar por pura vocación. Ahora conoce riesgos que tienen poco que ver con las misiones profesionales. Víctima del acoso sexual y del sectarismo de sus jefes, su carrera —y seguramente su idea del honor militar— se ha truncado. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha sido interpelado en el Parlamento por este y otros casos similares. Debería encontrar el momento de dar explicaciones sobre lo ocurrido.

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