Míster Zara y sus hermanas
Todos los magnates están pillados Como Pablo Isla que, ahí donde le ves con esa pinta de tesorero de comunidad de vecinos, es el directivo mejor pagado del Ibex
Que me perdone Luis de Guindos, el miembro más lustroso y pagado de sí mismo del Ejecutivo, pero nadie puede esperar sine die. Vale que Luisde está que revienta las camisas a medida y que perdona la existencia hasta a los leones del Congreso con esa mirada suya de ay qué calor, qué calor tengo, qué guapo soy, qué tipo tengo. Pero una está en el tiempo de descuento del reloj biológico y tiene que afinar el tiro, aunque sea de fogueo. Así que, sintiéndolo mucho por lo que pudo haber sido, cambio de mito erótico-poderoso. Y es que, para ejecutivo omnipotente y espléndidamente pagado, donde esté Isla que se quite el ministro de Economía, Competitividad y eterno candidato in pectore-lobo a presidir el Eurogrupo cuando el soseras de Dijsselbloemse desate del sillón ergonómico y deje libre el cargazo.
Dirás que de qué Isla te estoy hablando, si el único varón con ese apellido en mi área de negocio es Alberto, el padre del niño de la niña de Isabel Pantoja. Un, ejem, “pelopolla” sin oficio ni beneficio, en las bellas palabras de su cuñadísimo, el infatigable currante Kiko Rivera. Pues ya te estás columpiando, listo. Porque una, además de la rosa, se trabaja la prensa salmón, o coral, o quisquilla, o como se llamen esas páginas donde salen todo el rato Merkel y Lagarde lanzando ultimatos, aunque solo sea por ver alguna vez a alguna tía mandando algo en algún sitio. No, Alberto para Chabelita para siempre, que yo niñatos no trabajo. Mi Isla del tesoro es Pablo Ídem Álvarez de Tejera, presidente de Inditex, Zara y sus Hermanas para las compradoras compulsivas como la que suscribe.
Un señor así ni alto ni bajo ni feo ni guapo ni gordo ni flaco que, ahí donde le ves con esa pinta de tesorero de comunidad de vecinos, es el directivo mejor pagado del Ibex et orbe a sus 50 años recién cumplidos. Ocho millones de euros, redondeando, se levantó el año pasado entre sueldo y pensiones, según informó él mismo el otro día todo sencillo en el almacén donde miles de operarios mueven millones de prendas de sus marcas al día, quién los pillara. Los millones. Y las prendas. Y a los operarios. Porque nada, hija, no puede una ni soñar con picar alto. Todos los magnates están pillados. Resulta que el partidazo está felizmente casado con su novia de toda la vida y tiene tres niños ideales de monos y de educados. Bueno, todos menos el mayor, que le ha salido rebelde sin causa ninguna y compagina sus notazas en Icade con el liderato de un grupo de rock llamado Sin blanca. ¿Se puede ser más contestatario, más indie y más antisistema?
En fin, que para aliviarme el disgustazo, me voy al imperio zarista a renovar el vestuario a ver si Guindos me echa el ojo en alguna sesión tonta de control al Gobierno. Digo yo que con un modelito del lujo quiero y no puedo de Uterqüe, el pijismo con ínfulas de Massimo Dutti o el chonismo sin fronteras de Bershka sobre un refajo de cuello a tobillos de Oysho, igual me mira ese Adonis. Y si no, igual me llama Isla para inspectora secreta de sus tiendas. Otra cosa no, pero ese condominio lo domino mejor que mi Luisde el cuerpo a cuerpo.
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