El hijo de Woody Allen y Mia Farrow debuta en televisión
Ronan Farrow presenta un programa diario de actualidad política en un canal de cable en el que pretende aportar su experiencia internacional
Durante los últimos 20 años, Ronan Farrow, ha tratado de zafarse del escrutinio de la prensa en el que cayó como consecuencia del controvertido divorcio de sus padres, Woody Allen y Mia Farrow. Su debut en televisión como conductor de Ronan Farrow Daily ha supuesto el final de esa huida. Con el programa diario, el único hijo biológico del director y la actriz estadounidense pretende demostrar a la audiencia que es algo más que el miembro de una saga que no para de fabricar rumores y escándalos y hacer gala de los conocimientos en materia internacional que su precocidad le ha ayudado a acumular.
Pese a sus 26 años, Farrow se desenvuelve con soltura ante las cámaras. En su programa –que analiza la actualidad nacional e internacional e intercala reportajes protagonizados por él y llamadas de los oyentes- habla con la misma desenvoltura de la crisis en Ucrania, la captura de El Chapo Guzmán, las deudas de los universitarios en EE UU o de Miley Cirus, en sus palabras, “la Simone de Beauvioir de nuestra generación”. Sin embargo, las primeras críticas han sido un tanto tibias. La cadena de cable en la que se emite su programa, MSNBC, lo fichó para dar frescura a su parrilla y atrapar a una audiencia más joven. Él confesó hace una semana en un programa de televisión que se proponía “llamar a la acción”, pero, para The New York Times, su espacio es “muy similar al del resto de los de su canal”.
En todo caso, lo que sí difiere del resto de programas del medio es la juventud del presentador, en comparación con quienes que conducen otros espacios, la mayoría veteranos periodistas o asesores políticos y analistas de amplia carrera. La trayectoria de Farrow puede ser más corta, pero, desde luego, no menos dilatada que la de sus nuevos colegas de trabajo, sin embargo. Con 11 años ingresó a la universidad –“era un empollón, sigo siéndolo”, bromeaba el joven hace una semana-; con 16 fue aceptado en Yale; con 21 entró a trabajar al Departamento de Estado de la mano del representante especial para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, en calidad de consejero para asuntos humanitarios. En 2011, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, lo nombró su asesor para asuntos de juventud. Cuando el presidente de MCNBC, Phil Griffin, lo llamó para sondearle sobre la posibilidad de presentar un programa en la cadena, estaba en Oxford, disfrutando de la prestigiosa beca Rhodes.
Pese a ese impresionante currículum, Farrow va a tener difícil desprenderse del estigma del turbio divorcio de sus padres, al que, recientemente, su propia madre, Mia Farrow, ha añadido un nuevo dardo de polémica insinuando en una entrevista a Vanity Fair que su hijo bien podría haber sido fruto de su relación con Frank Sinatra. Farrow, que no mantiene contacto con el director neoyorquino, reaccionó con humor a las dudas sembradas por la protagonista de Hannah y sus hermanas, escribiendo en su Twitter: “Todos somos un poco hijos de Frank Sinatra”.
No obstante, es inevitable, mientras se observa a Farrow disertar sobre la reducción del presupuesto del Pentágono o la libertad de los padres de pegar a sus hijos que se contempla en un proyecto de ley en Kansas, no ponerse a desentrañar si, detrás de su sonrisa confiada o de su mirada azul no se esconde un rasgo de Sinatra o un tic de Allen.
Farrow trata de huir de la polémica pero no desdeña alimentarla a través de su cuenta de Twitter, cuyos comentarios y seguidores, más de 236.000, fueron otros de los motivos por los que fue contratado por la cadena, según su responsable. El pasado día del padre, Farrow tuiteó: “En nuestra casa celebramos el día del cuñado”, en alusión al matrimonio de su padre –o no- con un su hermana adoptiva, Soon Yi. Durante la última controversia familiar, con motivo de las acusaciones de abuso sexual por parte de Allen de otra de sus hermanas, Dylan, Farrow también salió en defensa de la chica.
Consciente de que un poco de polémica nunca viene mal para suscitar el interés de la audiencia, Farrow, hasta el momento, ha tratado de desviar la atención sobre sus genes para centrarla en su experiencia profesional, pero sin ocultar que es un principiante en esto de la televisión. “He crecido viendo a los mejores, Murrow, Cronkite, Colbert… Y siempre he querido contar historias que marquen la diferencia para mejor. Pero también soy nuevo en esto, no sé lo que está pasando, a qué cámara mirar…”. Difícil de creer, siendo hijo de quien es.
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