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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Maneras de comer

Anatxu Zabalbeascoa

FOTO: Meritxell Arjalaguer

Las maneras en la mesa ya no hacen referencia (solo) a la etiqueta y la educación. Ahora hablan de tiempos, ambientes, presupuestos, estados de ánimo, decoraciones y hasta de ambiciones. Por eso la interiorista Sandra Tarruella y el arquitecto Ricard Trenchs han querido juntar cuatro de esos modos no en una sola mesa, pero sí en un mismo local: el restaurante Ana la Santa, abierto en la madrileña plaza de Santa Ana.

En compañía de Lobos es una empresa de hostelería con locales en México, Bogotá y Madrid. Sus fundadores consideran que la mejor oferta hostelera es la más plural, pero no se refieren a la que es capaz de combinar más variaciones grastronómicas. Su diversidad no está solo en el plato. También puede encontrarse en las mesas y, por supuesto, en las salas de sus comedores. De ahí que su nuevo local madrileño sea un cuatro por uno. Cuatro maneras de sentarse a la mesa y cuatro maneras de salir a cenar: del restaurante clásico (con mantel y copa) a la zona de tapas, pasando por un invernadero con vistas y por un salón con chimenea. La variedad espacial, y decorativa, tiene un eco en los platos, pero, curiosamente, es el escenario de la comida –y no la carta del restaurante- lo que indica invita a elegir.

El objetivo de los diseñadores ha sido dividir sin crear barreras visuales, sumar la pluralidad para aunar un conjunto. Así, el local empieza por lo poco, por la zona más informal, para llegar hasta lo mucho: la puesta de largo del restaurante en la parte trasera del local. Por lo demás, los diversos ambientes se organizan en dos niveles y en torno a una gran barra. Del jardín-invernadero (con suelo hidráulico, falso techo de mimbre, decoración con macetas y plantas y separación del resto del local con una carpintería de cuarterones de cristal y hierro) se pasa a la gran barra –con taburetes y zona de cocktails-. De allí está a un paso la zona informal (con banco corrido, cojines de colores y mesas de madera). El gran restaurante de la casa (en blanco y negro y con sillas tapizadas) y su salón con materiales cálidos, sofás y butacas, chimenea y ambiente doméstico-burgués, cierran el local. En lugar de elegir público, cocina, nivel económico y atmósfera, este restaurante apoya su éxito en cuatro pilares: un micromundo decorativo que se hace eco de la fusión culinaria. 

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Comentarios

Parece un catálogo de ikea, pero está bien.
Gran trabajo del equipo de Sandra Tarruella, enhorabuena!
Estimados comentadores, (y grandes desconocedores del catálogo de IKEA), las magníficas sillas de los Eames, nunca formaron parte del catálogo de la firma. Y por otro lado, mientras no aparezca ninguna alternativa a esta firma, con buen gusto estético y economía, y los profesionales se tengan que ajustar a la realidad, habrá que recurrir a estas soluciones.Siempre me ha resultado desagradables estas bombas destructivas que parecen más bien propias de adolescentes que quieren reventar la clase, que de personas adultas, no encuentro la diversión de este tipo de comentarios donde nada vale, nada es suficientemente bueno y además destrozan todo lo que pillan.Enorabuena por el proyecto, felicidades por la realización y mucha suerte para los empresarios que se han arriesgado a montar algo que no es rancio ni pretencioso en una España que sigue atada a la apariencia y al quieroynopuedo de la que yo me desmarco y a la que no quiero pertenecer. Me gusta más la capacidad de adaptación de los diseñadores que lo han realizado, Sandra Tarruella y el arquitecto Ricard Trenchs, sois unos genios, pena que tengais que trabajar en un país...tan poco comprensivo y sobre todo lleno se gente tan poco realista, crítica y tan irresponsable, que es la que nos ha llevado a esto que nos rodea todos los días y que parece que va a continuar..

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