
Un año en positivo
Mientras muchos claman para que acabe un año repleto de duras noticias, 15 personajes españoles recuerdan los triunfos que les ha traído 2013 y se visten para festejar su despedida


Asier Etxeandia. El actor ha hecho un supertriatlón en 2013. Ha batido récords de audiencia –llenando a diario teatros y circos– y ha tenido que demostrar resistencia física. Durante meses ha actuado simultáneamente en tres funciones: era Josefino en ‘La Chunga’, de Vargas Llosa, en las tardes del teatro Español. Dos horas después era el niño que siempre quiso ser actor en ‘El intérprete’ en el teatro de La Latina. Y los lunes y domingos, “cuando libraba”, era Héctor Reina con ‘Sagrado Corazón 45’ en La Casa de la Portera. El actor ha cogido impulso en 2013 para dar un doble mortal al cine en 2014 con ‘La puerta abierta’, ‘opera prima’ de Marina Sereseky y “la última de Julio Medem”.

Martín Rivas. Tiene ojos de soñador porque lo es. Pese a la lata que le han dado las rodillas por querer convertirse en “un excelente bailarín”, Martín Rivas no ha parado en 2013. Ha sido un año lleno de primeras veces. La primera vez que iba a un festival de cine –el de Venecia– con ‘Tres bodas de más’. La primera vez que sentía “el efecto terapéutico” de trabajar fuera –con la ‘TV movie’ ‘Romeo y Julieta’– y descubría eso de que el mundo no se acaba donde empieza el mar, hay barcas para seguir. La primera vez que hacía teatro con mayúsculas –en el CDN con ‘La monja alférez’–. Superada la barrera de “esos seguratas de Prosegur” –permanente escollo en su carrera de actor–, a sus 28 años encara así el año que sigue al 13: “Tengo muchos sueños”.

Clara Sánchez. “Ha sido el año más intenso de toda mi vida, creía que ya había madurado, pero resulta que no”, confiesa la escritora Clara Sánchez (Guadalajara, 1955), que recibió el pasado mes de noviembre el Premio Planeta por su última novela, ‘El cielo ha vuelto’. Está feliz, aunque su padre no pudo ser testigo de su último éxito literario. Pero si de verdad hay algo que le ha hecho ilusión este año, ha sido ver cómo su hija Julia defendía su tesis doctoral en la Universidad de la Sorbona en París. En un 2013 marcado por una crisis generalizada, “de amigos en paro que lo tienen muy crudo”, Sánchez se queda con lo positivo: “Ha sido un año de aprendizajes”, cuenta. “Soy otra persona, veo las cosas de otra manera, me angustio mucho menos”.


![<strong>Clara Alonso. </strong> esta madrileña de 26 años le ha llevado la contraria a 2013, y en momentos complicados para muchas profesiones, a ella le han llovido las ofertas, por ejemplo la campaña de relojes de Armani. “Ha sido uno de mis mejores años laborales, con trabajos para grandes compañías”, asegura. “No he parado ni un momento”. Sin embargo, siendo su carrera profesional uno de los aspectos fundamentales de su vida –con base en el distrito financiero de Nueva York–, si tiene que quedarse con un instante brillante de este año que termina… “sería ese día de principios de noviembre en que conseguí llegar a casa de mi madre [Carmen] para celebrar su cumpleaños con ella y con mi hermano”. La familia es clave para la joven modelo madrileña, y no solo en Navidad. <p> <strong>Emilio Flores. </strong> Lo tiene claro. Se ha enamorado hasta las trancas de una chica, ajena a su profesión, a la que conoció gracias a un retraso con el visado de trabajo que necesitaba para poder desembarcar en Estados Unidos. “Llevaba mucho tiempo queriendo que me pasara algo así”, confiesa. En plena euforia amorosa, Emilio Flores (Madrid, 1991) se ha asentado este año en Nueva York, en un pequeño piso que comparte con otros modelos en el distrito de Queens. Todo, incluido el trabajo –“después de conocerla a ella, vaya bien o vaya mal, me da igual”–, gira en torno al amor en este 2013 para el modelo madrileño que iba para futbolista y terminó paseando su físico por las pasarelas de medio mundo. Con las pilas cargadas, está dispuesto a comerse el otro medio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2J5BH4GBLFIAHHSAG67FRQ4SDY.jpg?auth=ddb7c99aed6a7ee3ab7459108d160968078e7538609c0ac42455662cdaf99c66&width=414)
Emilio Flores. Lo tiene claro. Se ha enamorado hasta las trancas de una chica, ajena a su profesión, a la que conoció gracias a un retraso con el visado de trabajo que necesitaba para poder desembarcar en Estados Unidos. “Llevaba mucho tiempo queriendo que me pasara algo así”, confiesa. En plena euforia amorosa, Emilio Flores (Madrid, 1991) se ha asentado este año en Nueva York, en un pequeño piso que comparte con otros modelos en el distrito de Queens. Todo, incluido el trabajo –“después de conocerla a ella, vaya bien o vaya mal, me da igual”–, gira en torno al amor en este 2013 para el modelo madrileño que iba para futbolista y terminó paseando su físico por las pasarelas de medio mundo. Con las pilas cargadas, está dispuesto a comerse el otro medio.


