Ciudad del Cabo se viste de diseño en 2014
"En Johannesburgo se gana dinero y en Ciudad del Cabo se gasta". El dicho refleja la buena imagen de la capital más sureña de África como el mejor de los lugares para disfrutar de los placeres de la vida. La ciudad tiene encanto, grandes paisajes naturales y fama de estar a la última de las últimas tendencias. Para muchos sudafricanos es sinónimo de vacaciones y mar.
Ciudad del Cabo se convertirá en 2014 en la capital mundial del diseño, sucediendo así a Helsinki, que lo fue hace dos años, después de imponerse a Dublín y Bilbao. Es la primera vez que el reconocimiento recae en África, aunque la sudafricana sea una de las capitales más europeizadas del continente, por no decir la que más, con una buena de red de transporte público, calles peatonales y cultura de las terrazas y de plazas. Incluso el clima más parecido al Mediterráneo le suministra una ruta vitivinícola extensa con caldos de buena calidad.
Uno de los carteles que anuncian el año dedicado al diseño, con el fondo del turístico Waterfront.
“Vive el diseño. Transforma la vida”, resume el eslogan de la capitalidad que luce como seña de identidad el amarillo, el color que en África “significa sol, calor y también actividad”.
Hasta la imprescindible Lonely Planet la ha incluido en la lista de las 10 ciudades que hay que visitar en 2014, teniendo en cuenta que el 31 de diciembre ya estrena capitalidad con un desfile de fin de año de diseño y una retahíla de actos distribuidos por todo el año. Además, el calendario festivo coincidirá con el mayor hito de la historia sudafricana ya que en abril se cumplirán 20 años de las primeras elecciones democráticas. Y el apartheid estará presente.
El ayuntamiento pretende que la capitalidad sirva para reimaginar la ciudad y “curar las heridas urbanísticas que dejó el apartheid y reconectar barrios”, resume Priscilla Urquhart, relaciones públicas del evento. La reconciliación social, vaya, será el punto fuerte de este acontecimiento que espera atraer a miles de visitantes.
En Sudáfrica, el régimen racista se esforzó y consiguió que los vecinos vivieran segregados y para ello no dudó en forzar el aislamiento de los no-blancos a asentamientos informales, los conocidos townships, y construir barreras arquitectónicas para impedir el fácil tránsito entre zonas.
“En los últimos 20 años [de democracia] ha habido una reconciliación política en Ciudad del Cabo pero nos falta terminar la transformación social”, explica la responsable de la promoción de la capitalidad. El diseño será la goma que borre ya no sólo esas barreras físicas sino también la herramienta para derrumbar las barreras mentales.
Son cuatro las grandes áreas en que se divide el proyecto, detalla Urquhart: La mencionada de las cicatrices del apartheid, que incluye mejoras en la movilidad, así como actuaciones en los barrios de barracas como el de Khayelitsha, el más extenso de Sudáfrica y uno de los más tardíos.
La idea es poner en valor los aspectos positivos de los townships que a menudo sólo aparecen en los medios en las secciones de sucesos. Por ejemplo, de Khayelitsha era originaria Brenda Fassie, una de las grandes de la música.
En Khayelitsha, situado en el área conocida como The Cape Flats, aterrizará Maboneng, la iniciativa de unos jóvenes emprendedores que están revolucionando el ocio en una de los barrios más degradados de Johannesburgo. Hasta los viejos guetos de Ciudad del Cabo llevarán exhibiciones artísticas que instalarán en las modestísimas casas, la mayoría de hojalata, con el objetivo de que se acerquen visitantes nada acostumbrados a convivir con la pobreza. Las exposiciones están previstas para febrero y noviembre.
El segundo punto del evento es la innovación africana, en el que se pondrá en común problemas y soluciones e iniciativas pensadas para y por residentes en el continente. Espacios bonitos, cosas bonitas es el título del tercer apartado, inspirada en arquitectura, arte, joyería e incluso la comida.
Cierra el programa el cuarto eje, basado en propuestas de sostenibilidad y que los organizadores han bautizado como Hoy para mañana. Se trata de mostrar proyectos respetuosos con el medio, de cómo crecer y desarrollarse sin que ese avance suponga un atentado ambiental. La promoción del transporte público, de los vehículos no motorizados, la apertura de rutas a pie por la ciudad y sus alrededores o crear espacios públicos que ayuden a la convivencia y sean seguros. La seguridad es clave también en esta capital, que tiene los más altos índices de criminalidad del país.
Los organizadores apadrinan 450 proyectos, algunos de los cuales tendrán continuidad más allá de 2014 o se han estrenado anteriormente y ahora se acogen bajo el paraguas de la capitalidad. Son diversos y la mayoría tienen en común altas dosis de simpleza que facilitan su implementación.
El calendario de actos se puede consultar en la página oficial para planificarse mejor la visita a la ciudad. A tener en cuenta que hay talleres, exposiciones, conferencias, mercados de alimentos y arte.
“Ciudad del Cabo es preciosa pero queremos mostrar al mundo que podemos ofrecer mucho más que la Table Mountain o una costa agreste”, reconoce Urquhart. A su juicio, situarse en el centro del mapa mundial del diseño tiene que servir para que “la ciudadanía forme parte del cambio”.
En lo que no han pensado los organizadores es en cómo solucionar una de las mayores heridas arquitectónicas que conserva la ciudad en su centro histórico. Se trata de una autovía elevada que termina de forma repentina y transcurre en paralelo a la carretera que se construyó más tarde, cuando los ingenieros se dieron cuenta de que erraron en sus primeros cálculos y dejaron la obra inacabada. Es cierto que del error la ciudad hizo virtud, y la vía se ha convertido en un símbolo y en una fuente de ingresos porque ha servido de escenario para las alocadas persecuciones de coches que tanto gustan a los directores de Hollywood. Sin embargo, hay quien le ha encontrado alguna solución a tamaño despropósito.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.