Contra la imagen paternalista de la pobreza
Esta entrada ha sido escrita por Jose A. Mansilla, Responsable de Proyectos de Sonrisas de Bombay.
Vista aérea de los slums de Bombay.
Medios de comunicación y ONG somos corresponsables de la imagen que transmitimos de nuestros proyectos, así como de los beneficiarios que forman parte de los mismos. A la imagen paternalista que, en ocasiones, se muestra de estos contextos, es necesario responder ofreciendo una visión bien distinta y alternativa. En el presente artículo trataremos de exponer una realidad diferente, centrada en la capacidad de articulación social, organización y respuesta que viven estas realidades tan complejas.
Poonam Dubey es una mujer de 24 años que vive en el slum de Powai, Bombay. Beneficiaria de los proyectos que desarrollamos, mantiene un alto nivel de implicación y lucha en la vida social de su slum. Es plenamente consciente de lo duro que puede llegar a suponer participar en los movimientos sociales, políticos o gremiales que se dan en Powai cuando tiene que trabajar todos los días por conseguir un salario digno y suficiente para sobrevivir. Y es que la India es un país emergente, lleno de posibilidades, pero donde el coste de la vida aumenta vertiginosamente debido a la inflación.
Aunque las principales organizaciones y actividades sociales del slum se mueven en torno a las festividades religiosas, Powai es uno de los pocos slums donde es posible ver y notar una alta actividad política, con la presencia frecuente de más de cuatro partidos de distintas ideologías junto a un sindicato de empleadas de hogar. La articulación y empoderamiento de las mujeres es un fenómeno en alza. En los últimos años se han constituido nuevas entidades y grupos de ayuda mutua que desarrollan diversas actividades de formación y movilización social.
Entre estos grupos podemos destacar aquellos que luchan por mejorar las condiciones de habitabilidad y vivienda en el interior de los slums. Los programas municipales de rehabilitación son la respuesta de la administración a la necesidad de mejoras elementales en estos emplazamientos, pero no están exentos de controversia. Estos programas suponen, en demasiadas ocasiones, el traslado de las familias a viviendas de nueva construcción, a veces incluso lejos del slum. Sin embargo, a las propias características de estas nuevas construcciones, y a la frecuente implicación política de los constructores locales, hay que unirles las exigencias legales que acompañan a la entrega de las nuevas viviendas, las cuales impiden a los nuevos propietarios vender sus casas durante un periodo de diez años o subdividir la misma, lo que incrementa su rechazo entre las comunidades.
Con unas familias tan amplias y móviles como las que viven en los slums, en continua búsqueda de un mejor trabajo y calidad de vida, estas condiciones pueden resultar difíciles de aceptar. Poonam es consciente de ello y se resiente de la falta de unión entre las propias comunidades afectadas pese al creciente aumento de movilización social en busca de soluciones adecuadas a estos entornos por parte de sus propios habitantes.
En definitiva, la fuerte presencia e implementación que tienen los partidos políticos en los slums de Bombay, así como el grado de participación creciente de las mujeres y las respuestas ofrecidas frente a los planes de rehabilitación de las autoridades locales por movimientos sociales urbanos como aquel en los que participa Poonam, son hechos poco conocidos. Si queremos ofrecer una visión distinta, fundamentada en la autonomía y la articulación social de los beneficiarios de los proyectos de las distintas ONG que trabajan en estos contextos, los slums son, realmente, toda una incógnita por descubrir.
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