El derecho de volver a empezar
Durante tres décadas lideró R.E.M., la banda de rock que convenció a toda una generación de que se podía triunfar sin volverse idiota. Dos años después de la disolución del grupo, Michael Stipe acepta la invitación de ICON para explicarse una vez más. Hoy vive entre Berlín y Nueva York, se dedica a la escultura y ejerce discretamente su derecho a volver a empezar
Un enorme coche negro, de aquellos que nunca se compran por unidades sino en formato flota, cruza la verja a través de la que se accede al Alma Sclosshotel de Berlín, un palacete construido en 1911 que es un pedazo de la historia de la capital alemana –aquí celebró su boda Romy Schneider y durante el Mundial de 2006 albergó a la selección alemana de fútbol–, y aparca frente a la escalinata que conduce al interior del edificio. Baja el chófer con un traje a juego con el vehículo. Abre la puerta de atrás y aparece alguien a quien no hemos llamado para este reportaje.
Es Juliette Binoche.
El hombre acompaña a la actriz hasta el lobby, le consigue una silla, le susurra algo a lo que ella responde con un gesto de asentimiento y se dirige al conserje para informarle de que la estrella francesa ha llegado. Este anda algo atribulado tratando de convencer a la publicista de Kristen Stewart –ambas actrices se encuentran en el mismo hotel que nosotros rodando a las órdenes de Olivier Assayas– de que en la capital alemana el agua es potable. “¿Seguro? No me lo creo. La Srta. Stewart no puede enfermarse, como usted supondrá…”, insiste la mujer con un cerrado acento estadounidense y tono entre imperativo y de sospecha, mientras el empleado del hotel negocia con la poca paciencia que le queda.
Y entonces aparece un señor ni alto ni bajo, ni guapo ni feo. Llega solo. Viste unos tejanos, una americana gris y carga una mochila. Discretamente, se acerca a una de las camareras y pregunta por los de la revista española. Sube las escaleras y al llegar al primer piso se presenta: “Hola, soy Michael”. El fotógrafo informa al exvocalista de R.E.M. de que debe sentirse afortunado: en esta suite en la que se le va a retratar durmieron Jay-Z y Beyoncé. El autor de Losing my religion se queda mirando el techo y responde algo al respecto de la década de los años cuarenta del pasado siglo, cuando, al parecer, las estancias empezaron a pintarse de este modo. “Fue durante la entrega de los premios MTV en la ciudad”, insiste el fotógrafo. Stipe se acerca ahora a otra pared, decorada con un papel cuyo estampado requiere cierto esfuerzo para ser apreciado. “Mi casa en Berlín tenía uno igual”, documenta el hombre que hoy reparte su tiempo entre Nueva York y la capital teutona. “Tuve que tirar la pared”. ¿Y no era más fácil arrancarlo?, preguntamos. Silencio. “Karl Lagerfeld diseñó parte de este hotel”, informamos. Más silencio. Mucho.
Podrás leer el resto de esta historia mañana, 5 de diciembre, en el segundo número de ICON. Te será entregado gratis con el periódico y podrás comprar de forma independiente el resto del mes por 3 euros.
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