¿Deben limitarse los salarios?
Por Sonia Felipe Larios
Los suizos han dicho “no” a la iniciativa1:12 para limitar los salarios de los grandes ejecutivos en el país, de forma que el salario máximo no supere en 12 veces el salario menor en las empresas. El referéndum para votar la propuesta fue rechazado por un 65% de los votos en contra y contó con un 35% a favor.
Las urnas han hablado y el referéndum se ha cerrado, pero el debate sigue abierto y no solo en este pequeño país de Europa central, donde en 2009 saltaron las alarmas ante los bonus millonarios que cobraban los directivos del banco UBS, que había sido rescatado con 6.000 millones de francos suizos (el equivalente a 4.900 millones de euros) procedentes de las arcas suizas. El ejemplo no nos suena tan lejano, en España también hemos oído casos similares de directivos de entidades financieras intervenidas, que pese a su dudosa gestión se repartían suculentos bonus a final del ejercicio. La diferencia es que el escándalo en Suiza ha derivado en referéndum, mientras que en España se ha quedado en titulares de hemeroteca y quejas en Twitter y de bar.
Al margen de la anécdota del voto, el debate está servido. España ocupa la cuarta posición en el ranking de los países europeos con la brecha salarial más pronunciada, según la Federación Europea de Empleadores. El sueldo medio de un consejero delegado en España multiplica por 127 el de un trabajador medio. Claro que la diferencia varía según el tamaño de la empresa y el sector, produciéndose diferencias mucho mayores en algunos casos. Por ejemplo, en el sector financiero, donde la diferencia puede ser de cientos de miles. “Entre el salario mínimo de un ejecutivo norteamericano del sector financiero y el salario mínimo la diferencia es de 360.000 veces”, apunta Christian Felber, promotor del modelo de la Economía del Bien Común. Los altos salarios se asocian a más horas de trabajo que la media y mayores dosis de responsabilidad y riesgo. Pero lo que se preguntan los defensores de poner un tope máximo a la brecha salarial en las empresas es: ¿Realmente esa diferencia de responsabilidad y dedicación es cientos o miles de veces mayor?
Felber propone hacer un ejercicio entre los asistentes a sus conferencias, cuyo resultado siempre es el mismo: “La gente dice muy claramente que los ingresos máximos no deberían ser más altos que 10 veces el salario mínimo”. Aunque, desde una perspectiva más realista, Felber y su balance del bien común se conforman con que esta diferencia no exceda de 20.
Junto con los topes salariales, otro debate que va de la mano es el de los incentivos a directivos, vinculados a los resultados de la compañía: los famosos bonus. ¿Son estos una fórmula para motivar al trabajo, o se trata de una trampa para hacer lo que sea preciso con el fin de complementar el salario al final de ejercicio? “No hay bonus sin malus”, decía el ex presidente francés Nicolás Sarkozy. Los defensores de los bonus consideran que se trata de un reconocimiento del trabajo realizado por los máximos responsables de una compañía.
Los detractores afirman que el bonus se convierte en un objetivo en sí mismo, y no en una recompensa por el trabajo bien hecho. Entre estos últimos figura Joan Antoni Melé, subdirector general de Triodos Bank, que en sus más de 30 años de experiencia en banca afirma haber visto de todo por conseguir el preciado bonus. “He conocido a muchas personas dominadas por el dinero, y me daba la sensación de que era este el que tenía a la persona y no al revés”, escribe en su blog”. Esta entidad bancaria se caracteriza por tener una política de no bonus a directivos y por controlar la diferencia salarial entre el sueldo más bajo y el más alto, algo poco frecuente en el sector financiero. La Unión Europea y algunos bancos centrales o Gobiernos han marcado límites a los bonus de los directivos, y algunos partidos políticos asumen la propuesta como propia. El debate está servido. Y usted, ¿qué opina?
Fotografía de apertura, de UNIA, uno de los sindicatos que ha apoyado la campaña.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.