20 lugares para perderse
Skógafoss es una de las mayores cascadas de Islandia, con 60 metros de caída y 25 metros de ancho. Una leyenda cuenta que detrás de ella se esconde un cofre de oro guardado allí por el primer colono vikingo. / JIM SMITHSONUna selección de fotos y textos publicados en la sección 'Búscame ahí...' de la edición en papel de El Viajero.
01 El largo vuelo del globo rojo
Un cuadro del Museo d'Orsay de París - Le ballon rouge , del pintor Félix Valotton (1865-1925)- muestra a un niño corriendo por una playa tras el globo rojo que se le ha escapado. El realizador taiwanés Hou Hsiao Hsien lo utilizó en su película El vuelo del globo rojo (2007), protagonizada por Juliette Binoche y Simon Iteanu, en una secuencia clave del filme: aquella en la que el globo de Valotton se reencarna en el Ballon rouge de Albert Lamorisse (1956), el maravilloso cortometraje que contaba la amistad entre un niño solitario y un gran globo rojo que le seguía por las calles de París. Como la imaginación es libre, podemos dejar que vuele hasta la playa de la foto, en Bombay (India), con niños, globos de colores y una luz que parece traída del Sena. / GETTY
02 Perdidos en los números de Tokio
Con el número que aparece en la fotografía --4358-- los astrónomos designan un cuerpo celeste descubierto el 5 de octubre de 1909 en el cinturón de asteroides, una región del sistema solar, entre las órbitas de Marte y Júpiter, repleta de centenares de miles de rocas. Casi a la misma distancia cultural, en la noche lluviosa de Tokio, una conurbación de 30 millones de habitantes donde las calles no tienen nombres ni números, brillan esos cuatro dígitos de un panel luminoso en Roppongi, uno de los distritos que concentran el ocio nocturno en la capital de Japón. ¿Indican el número ganador de algún sorteo?, ¿el nombre del próximo asteroide que chocará contra la Tierra? En un momento cumbre de Lost in Translation, la película de Sofia Coppola sobre el despiste y la soledad de los extranjeros en Tokio, Bill Murray susurra una confidencia al oído de Scarlett Johansson. El espectador no escucha lo que dice. ¿4358? / CORBIS
03 Una ducha fría para Tom Cruise
El joven que mira a la cámara se llama Orlando, y en la época en que se tomó la foto --diciembre de 2003-- se ganaba la vida ayudando a los turistas a subir a las cascadas de Dunn's River, que se pueden remontar a pie desde la playa de Ocho Ríos, al norte de Jamaica. En estas mismas cascadas enfriaban su ardor --con el Run for the shelter of your love, de Jimmy Cliff, como música de fondo-- el barman malabarista Brian Flanagan (Tom Cruise) y la pintora Jordan Mooney (Elisabeth Shue) en una secuencia de Cocktail, de Roger Donaldson. El filme resultó ganador de los Razzie Awards (los anti Oscar) de 1988 a la peor película del año, en la misma edición en que Tom Cruise quedaba nominado (al final ganó Stallone, con su tercer Rambo) como peor actor principal. / ÁLVARO VITORIA
04 La esquina mítica de Manhattan
"Me encontré boquiabierto, admirando un rascacielos, la proa del edificio Flatiron abriéndose paso como un arado entre el tráfico de Broadway y la Quinta Avenida", escribía en 1906 H. G. Wells, que afirmaba haber sentido el poder de Nueva York contemplando el Flatiron al atardecer. El edificio Fuller, bautizado como Flatiron (Flat-Iron) por su parecido con las planchas de la época, fue concluido en 1902 sobre un proyecto de Daniel Burnham, arquitecto de la Escuela de Chicago. Y pese a su modesta altura (22 pisos y 87 metros), superada ampliamente por otros rascacielos neoyorquinos, sigue atrapando todas las miradas. "Lo que el Partenón fue para Atenas, lo es el Flatiron para Nueva York", aseguraba el fotógrafo Alfred Stieglitz, que congeló su elegante silueta en el Nueva York nevado de 1903. Acuñado entre Broadway y la Quinta Avenida, su planta en forma de cartabón rompe la rigurosa traza ortogonal de Nueva York. En la película Me enamoré de una bruja, de Richard Quine, Kim Novak besaba a James Stewart en su azotea, y los días de viento, su forma aerodinámica provoca ráfagas que alborotan los vestidos. / TONY SHI
05 Uyuni, la gasolinera del futuro
Mira tu móvil. Mira el juguete de tu niño. Ahora mira la foto. ¿Adivinas qué tienen en común? El litio. Desde 2003, el precio de este metal, presente en las pilas y baterías de larga duración, empleado también como antidepresivo, se ha multiplicado por ocho. ¿La causa? El coche eléctrico.
La mitad de las reservas mundiales de litio se encuentran en el salar de Uyuni, el fondo de un antiguo mar desecado en la región andina de Potosí, al suroeste de Bolivia, entre millones de toneladas de halita (sal común) y minerales de boro, potasio y magnesio. Una superficie lisa y blanca que se extiende a lo largo de casi 12.000 kilómetros cuadrados, a 3.650 metros de altitud. El astronauta Neil Armstrong aseguró que se veía desde la Luna. Y dicen que las brújulas allí se vuelven locas. Por el litio. Empresas de Japón, Francia, Corea y China negocian con el Gobierno de Bolivia su explotación. Mientras, en el pueblo de Colchani, vía de acceso al salar, se sigue extrayendo de manera artesanal la sal de la Tierra. / KAZUYOSHI NOMACHI
06 El 'spa' de los monos sabios
"Sobre la nieve cae la nieve. Estoy en paz", parece meditar el mono de la foto, haciendo suyo un haiku del poeta japonés TanedaSantoka (1882-1940). El parque de los monos Jigokudani, en Yudanaka, un pueblo de onsen (aguas termales) cerca de Nagano, en la región central de la isla japonesa de Honshu, alberga una tropa de 200 macacos rojos o monos de las nieves (Macaca fuscata), primates catarrinos de cara sonrosada y tamaño medio, entre 40 y 70 centímetros, que viven en los baños y sus cercanías. Son muy conocidas las imágenes de estos simios -los más septentrionales del mundo, también de los más inteligentes- tomando las aguas en humeantes manantiales volcánicos en medio de la nieve. Estos monos pueden permanecer en los bosques y montañas japoneses durante el invierno, alimentándose de frutos, raíces y cortezas. / JUAN CARLOS MUÑOZ
07 La piscina más grande del mundo
Hacerse un largo en la piscina de la foto -proyecto de la empresa Crystal Lagoons en San Alfonso del Mar, un comercial complejo de apartamentos turísticos de la costa chilena a una hora en coche al sur de Valparaíso- tiene su mérito: es la mayor del mundo, según el libro Guinness de los récords, y durante su chapuzón puede que se cruce con algún velero, o con un buzo. Esta laguna artificial tiene más de mil metros de largo y tres metros de profundidad; contiene 250 millones de litros de agua salada que es extraída directamente del mar, y cubre una superficie de alrededor de ocho hectáreas, el equivalente de 6.000 piscinas familiares de ocho metros. La claridad y el color de sus aguas, típica de los mares tropicales, se consigue mediante un sistema de oxígeno a presión que permite purificar grandes masas de agua con un mínimo de productos químicos. / SAN ALFONSO DEL MAR RESORT
08 La torre de los budas risueños
Hacen falta al menos tres días para recorrer Angkor. Y aun así, solo se podrá abarcar una pequeña porción de este gigantesco complejo (250 kilómetros cuadrados) cercano a SiemRiep (Camboya), que fue capital del imperio jemer entre los siglos IX al XV. Dos monumentos, entre los más de 900 que hay en el recinto, compiten por ganarse la fascinación del viajero: el Bayon y el AngkorVat, templos montaña con estructura piramidal donde cada nivel representa un paso más hacia el conocimiento. Ambos están rematados por grandes torres y cubiertos de bajorrelieves de apsaras -las ninfas celestiales de la mitología hindú, bailarinas en la corte del dios Indra- y risueños rostros de Buda. / PAUL CHESLEY
09 Vida secreta de las amapolas
"Vivimos. Simplemente. Yo y la amapola". El haiku del poeta KobayashiIssa (1763-1827) resume el sentimiento de melancolía, de tristeza contemplativa ante la belleza efímera de las cosas que en Japón se conoce como Mono no aware, que se traduce en una devoción por las flores de vida breve como las del cerezo -sakura- o las amapolas. Ambas se encuentran en la pintura y la poesía de Japón desde el periodo Heian (794-1185) --momento cumbre de la cultura japonesa que también coincidió con el auge de los samuráis-- hasta las amapolas pop de Takashi Murakami (1963), pasando por exquisitos biombos y lacas del periodo Edo (1603-1868). Las amapolas de la foto, tomada en abril en un parque de Tokio, son de la especie subártica Papaver nudicaule, o amapola de Islandia, de colores que van del blanco al naranja. / TORU YAMANAKA
10 Nuevo día en la cocina del diablo
Aunque en la foto parece azul, el infierno es amarillo. Y huele a huevos podridos: el olor del ácido sulfhídrico (SH2) que emana del cráter del Kawah Ijen, un volcán activo de 2.380 metros, al este de la isla indonesia de Java. Hasta allí suben a diario, cuando aún es noche cerrada, los mineros de la aldea de Paltuding. Dentro del volcán, unas tuberías canalizan los gases que brotan de las fumarolas, condensándolos hasta que el azufre cristaliza y adquiere su brillante color amarillo. Este infernal alambique se enfría con el agua ácida del lago que hay en fondo del cráter. Con barras y picos, protegidos con trapos húmedos, los mineros arrancan el mineral para cargarlo al hombro en grandes cestos de hasta 70 kilos o más. Retratada por Natchwey, Salgado y otros fotógrafos, la mina de Ijen se ha puesto de moda, y hoy es una excursión habitual en los circuitos turísticos. / BORJA SÁNCHEZ
11 Cormoranes pluriempleados
Desde hace más de mil años, los habitantes de la región de Guangxi, al suroeste de China, han utilizado cormoranes (las dos aves que posan en la foto) para pescar: les anudan un cordel a la garganta, no tan apretado como para ahogar al animal, pero lo suficiente como para evitar que las aves acuáticas se traguen las piezas que cazan con el pico. La técnica se sigue usando hoy, pero en la localidad de Yangshuo, a orillas del río Li, ya no los emplean para atrapar peces, sino a los turistas que acuden hasta allí para ver las asombrosas montañas de Gillin -un conjunto kárstico con centenares de picos calizos en un paisaje verde de arrozales cultivados en terrazas- y pagan por fotografiarlos. Fronteriza con Vietnam, la provincia de Guangxi ocupa una superficie equivalente a la mitad de España. / ÁLVARO LEIVA
12 Felices en el faro de las galletas
Desde 1876, el faro de Alnes, en la isla de Godoya, ha guiado a los pescadores de bacalao que faenan en la costa oeste de Noruega. En 1982, su mecanismo fue automatizado y se puede visitar de mayo a octubre. Hoy, la torre alberga un pequeño museo, y la casa del farero ha sido convertida en sala de exposiciones con tienda de recuerdos y un pequeño café donde Linn Astrid Fjortoft Johnsen (en la foto), una de las dos cuidadoras del faro, ofrece galletas y tartas caseras a los turistas. La isla, unida a tierra firme por un túnel, se encuentra a unos 30 minutos en coche de Alesund, pequeña ciudad de estilo art nouveau y ritmo apacible y marinero, donde hacen escala los barcos del expreso de la costa (Hurtigruten) y parten los cargamentos de bacalao noruego con rumbo a España y Portugal. / GONZALO AZUMENDI
13 Cubito de hielo ártico
El objeto azul de la foto, tomada en una playa del sur de Islandia, es hielo, el estado sólido que adopta el agua por debajo de los cero grados centígrados al nivel del mar. ¿Y por qué este hielo es azul y no incoloro como el de la nevera? Porque es hielo glaciar: tan puro y compacto que solo permite que lo atraviesen los colores de la luz de menor longitud de onda -los que van del ultravioleta al azul-. En Islandia abunda el agua en sus tres estados, sólido, líquido y gaseoso, y una forma de comprobarlo es seguir la Ring Road, la ruta de 1.500 kilómetros que rodea la isla atravesando las cascadas de Skógafoss y Svartifoss; Vatnajökull, uno de los mayores glaciares de Europa, y los campos termales del Círculo Dorado. / JUAN CARLOS MUÑOZ
14 Sombrillas en la playa perfecta
Alineadas como un ejército de disciplinadas setas, las sombrillas sin sombra de la foto -el sol se acaba de ocultar tras una nube- aguardan a los bañistas en una playa perfecta. La imagen está tomada en Cancún (México), en uno de los resorts todo incluido que, uno tras otro y hasta superar los sesenta, se suceden por la costa oriental de Yucatán entre Cancún y Tulum, lo que se conoce como Riviera Maya. Fueron construidos para acomodar al 80% de los millones de turistas atraídos por el asombroso azul de sus aguas, evocadoras ruinas y una gastronomía "picosa pero sabrosa". Desde ellos se organizan excursiones (aunque también se pueden visitar por libre) a las ruinas de Tulum, en un acantilado sobre la playa, o a la selvática y lacustre ciudad maya de Cobá, y salidas para bucear en Cozumel o Isla Mujeres. / GEORGE PETERS
15 A medio kilómtero bajo tierra
Uno de los pozos naturales más hondos que se conocen es el de las cavernas de Miao Keng, en el pueblo de Tian Xing, en el centro de China. A 519 metros de profundidad, el fotógrafo británico Robert Shone, tras dos horas de descenso en rápel, se autorretrata mirando hacia otros espeleólogos que bajan e iluminan las paredes de la sima. Este túnel vertical conecta con otra cueva aún más profunda, hasta 1.026 metros bajo tierra. / ROBERT SHONE
16 Una pradera de flores de hielo
En ocasiones los desiertos florecen. También los gélidos desiertos de la Antártida o el Ártico, solo que allí las flores son blancas y de hielo, un fenómeno natural habitual en los mares polares (la sal marina actúa como un catalizador facilitando su formación), aunque también se da en otras latitudes. Se produce cuando el agua que hay bajo una capa superficial de hielo se evapora y escapa por las fisuras de este; si la temperatura exterior es suficientemente baja, el vapor de agua cristaliza por deposición (pasa directamente del estado gaseoso a sólido), formando delicadas plumas o flores blancas. Las de la foto cubren un arroyo helado en Graveyard Flats, un valle de las Montañas Rocosas en el Estado de Alberta, al oeste de Canadá. Se accede desde la ciudad de Cálgary. / DAVID CLAPP
17 Estrellas en la boca del dragón
Centenares de estrellas de mar rojas y naranjas de la especie Oreaster reticulatus se concentran en la playa de Boca del Drago, al noroeste de la isla de Colón, en el archipiélago panameño de Bocas del Toro. En Panamá existen 414 especies de equinodermos (categoría taxonómica que también engloba los erizos de mar, las ofiuras y las holoturias), entre ellos 83 tipos de estrellas de mar, animales de simetría pentarradial con cinco brazos dotados de pies ambulacrales que les permiten moverse por el fondo o adherirse a las rocas. A la playa de las estrellas se llega en barco o por carretera desde Bocas, al sur de la isla, accesible por avión desde Ciudad de Panamá o en ferry desde Almirante, en tierra firme. / JUAN CARLOS MUÑOZ
18 La mirada de la mosca asesina
Capturar a un killer no es fácil. Hay que acercarse mucho, y a veces disparar. Hasta 66 veces disparó su cámara, equipada con un objetivo macro de 50 milímetros, el fotógrafo Thomas Shahan para tener a foco los ojos compuestos de esta Holcocephala fusca, alias mosca asesina. Es pequeña y parece una mosquita muerta, pero en realidad se trata de un feroz depredador: los asílidos, la familia de insectos dípteros a la que pertenece, persiguen a sus presas --moscas, abejas, avispas, libélulas, saltamontes-- como helicópteros de combate gracias a dos alas atrofiadas que funcionan como giróscopos y les permiten realizar vuelos vertiginosos. Tras derribar a sus víctimas, inyectan con la probóscide una saliva con enzimas neurotóxicas que las paraliza y las prepara para la digestión. / THOMAS SHAHAN
19 El cielo verde de los elefantes
Si los elefantes imaginaran un paraíso, sería un lugar como el que muestra la foto, tomada en una de las zonas pantanosas del parque nacional de Amboseli, en Kenia, a los pies del Kilimanjaro: una verde extensión de pastos que crecen sin interrupción hasta el horizonte. El elefante africano de sabana (Loxodonta africana), la especie a la que pertenece la manada de la imagen, tiene buen apetito: necesita comer todos los días 200 kilos de vegetales. Es el animal más grande -hasta siete metros de longitud, tres de altura y seis toneladas de peso- que camina sobre la Tierra (el mayor, contando los mares, es la ballena azul, Balaenoptera musculus, cuya lengua es casi tan grande como el elefante). Se distribuye por 36 países del África subsahariana, desde el sur de Mauritania y Sudán hasta Sudáfrica. / MARTIN HARVEY
20 Puente de paso hacia el otoño
"Eran buenos sueños. No se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido", le dice Clint Eastwood a Meryl Streep en Los puentes de Madison, la película que el actor dirigió en 1995. Los puentes cubiertos que dan título al filme se encuentran en el Estado de Iowa (EE UU), pero la película podría haber transcurrido también en Vermont, en la costa este de Estados Unidos, donde existen 106 puentes históricos (www.vermontbridges.com) de madera o de hierro, que han aparecido en largometrajes como Bitelchus (1988), de Tim Burton. El de la foto, metálico, contrasta vivamente con los intensos colores otoñales del bosque del fondo. En Vermont, y en otros Estados de Nueva Inglaterra como Maine o Massachusetts, el fall foliage, la otoñada, se vive como un acontecimiento, y las oficinas de turismo elaboran mapas de las variaciones cromáticas en sus bosques. / DANIEL GRILL
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