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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Participando en la Revolución Solar

Por Pilar Sampietro

Todas las mañanas, impulsada por la pendiente que me lleva hacia el trabajo, atravieso con la bici una nube de café. Sale de una nave pequeña que todavía resiste en un barrio ahora ocupado por la alta tecnología. Y el olor dibuja en mi mente la imagen del recorrido desde el campo donde el campesino habrá hecho crecer el grano, hasta el embalaje en sacos y su compra y después venta, y el traslado en barco y otra vez la compra y después la venta, hasta llegar aquí. El café cultivado en una parte de mundo se tuesta en la otra y se consume finalmente otra vez por todo el mundo, demasiada energía desaprovechada a uno y otro lado. Y sin embargo así ha funcionado hasta ahora.

El pequeño edificio industrial de una sola planta está rodeado de solares con árboles centenarios. Todos están en venta. Quiero imaginar que mientras dure la especulación sobre su precio habrá personas anónimas que se dediquen a lanzar bombas de semillas para que entre la hierba crezcan otros matorrales multicolores o que algunos gestores urbanos piensen en instalar mientras tanto un huerto urbano que anime las horas muertas de los vecinos que pasan los lunes al sol.

Y luego pienso en cómo, gracias a experiencias que ahora han sido cortadas de cuajo, esa pequeña industria tostadora podría captar su energía de placas solares instaladas en su terrado, conectadas con otras placas solares de edificios vecinos. No sería tan difícil emular lo que ya es una realidad en un vivero de plantas de Cuenca que ha dado lugar a Savia Solar. Para ellos un tejado es un lugar que puede albergar vida a través de la eficiencia fotovoltaica. Lo están haciendo realidad a través de Ecooo, un proyecto intelectual que persigue demostrar la viabilidad económica de un modelo energético basado en las renovables.


Así imagino el terrado de la pequeña industria de café que me saluda con su aroma todas las mañanas. Y luego recuerdo la experiencia en marcha de pueblos como Lebrija que ya hace tiempo vive de su ola solar social con la que nutre los tejados de sus casas, en 11 instalaciones fotovoltaicas. Los edificios son públicos ya que se trata de una iniciativa del Ayuntamiento. Producen 350.000kWh anuales, suficiente para proporcionar suministro eléctrico a casi 100 viviendas del municipio


¿Y por qué no imaginar edificios y ciudades limpias con centrales fotovoltaicas en sus techos, lejos de moratorias, abiertas a un presente más coherente con el sol que nos calienta siempre en esta parte de mundo?

Así llego al trabajo, barajando nombres de cooperativas de energía verde como Som Energia. Ya tienen 10 mil socios y en su página web hay ofertas de empleo. ¿No es eso mejorar y fomentar la economía? Tendremos que pensarlo mientras tomamos el primer café del dia.

Comentarios

Mi enhorabuena a todos los que apuestan por aprovechar la enerrgía solar

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