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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Como Mies sin mármol

Anatxu Zabalbeascoa

El hecho de que el terreno sin acotar, la ciudad sin consolidar, resulte el enclave ideal para muchas obras de arquitectura contemporánea debería darnos que pensar. No se trata de que lo existente no moleste a la nueva obra. Estaría bien que, al revés, lo nuevo tratara de ayudar a lo que existe. Sin embargo ¿qué hacer cuando no hay nada? ¿Cómo contribuir al carácter de lo que se desconoce?

Una posibilidad radica en vencer el miedo, en aprovechar la indefinición para invitar a abrirse, a compartir, a formar un barrio. Otra, naturalmente, es la contraria. Y aunque la arquitectura introvertida de cajas, prismas y cubos haya sido la respuesta habitual a los barrios por definir, esta vivienda que Carlos Pereda y Óscar Pérez han levantado en el extrarradio del pueblo burgalés de Villarcayol no invita al encierro. Más bien obliga a mirar y casi empuja a relacionarse a partir de sus grandes paños de vidrio

Así, en esta casa no ha sido el contexto -desganado y “sin ningún tipo de carácter significativo ni apenas condicionantes al margen de los legales que definían alturas, edificabilidad y retranqueos”- lo que ha hablado. La joven familia propietaria ha tomado la palabra y ha tratado de explicarle al lugar lo que podían hacer juntos. Cuentan los arquitectos que sus clientes solicitaron una vivienda de una única planta para aprovechar la relación con el jardín. Aunque la limpieza formal pueda ser un lujo (y producir imágenes lujosas), tenían un solar pequeño y un presupuesto limitado. 

“La propuesta”, explican Pereda y Pérez, “debía responder a ese optimismo. También a la optimización del contexto”. ¿Cómo lograrlo? Acercando el exterior. La relación entre la vida en el interior de la casa y el disfrute de la parte exterior da la clave de la calidad de la vivienda. Y de las expectativas puestas en el barrio

El volumen de la casa se ajusta en los laterales (agotando la parcela) para abrirse a la calle, al jardín y al soleamiento. Los espacios más íntimos quedan junto a esos laterales opacos de hormigón liberando el espacio intermedio, como un gran salón abierto a los jardines. Los porches hacen de filtro. Y el corazón de la casa se convierte en un lugar de encuentro luminoso y visible.

El hormigón y la madera, no los mármoles empleados habitualmente por Mies van der Rohe, son los materiales clave en esta casa que, para adaptarse a un área inundable, parece posada en el jardín, “un pabellón depositado”, cuentan los arquitectos. En medio de tanta solidez y transparencia, los patios que iluminan los baños aportan ventilación, luz natural y la idea nipona de un lujo que no se puede robar. Y que se disfruta a diario.

Precio por metro cuadrado según arquitectos: 841,3 euros




Comentarios

Espectacular vivienda, como todos los trabajos de Carlos Pereda y Óscar Pérez, pero no me creo que el precio por metro cuadrado sea menor a 850 € ...
Cómo Mies pero sin mármol?Vaya título.Pobrecillos lectores
A falta de planos de planta y su relación con el entorno, visualmente, es un proyecto muy atractivo. En estos tiempos, poder llevar a cabo un trabajo así es para sentirse orgulloso y agraciado.Únicamente una puntualización. La localidad donde se asienta la vivienda en Viyarcayo (sobra la ele final en el post)

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