Una oferta engañosa
128 jóvenes viajan a Alemania para formarse en un proyecto avalado por la Junta de Castilla- La Mancha que resulta ser un fiasco
Para los jóvenes parados que buscan trabajo a través de los portales de empleo de Internet, toparse con una estafa laboral no es una experiencia extraña. Pero lo que nadie se espera es que una oferta avalada y promocionada por un organismo público como la Junta de Castilla-La Mancha, acabe siendo algo muy parecido a un engaño. Esa es la impresión que tuvieron muchos de los 128 jóvenes que, tras asistir a sesiones informativas, superar una selección y asistir a un cursillo de alemán, partieron hacia Erfurt, capital del Estado alemán de Turingia, con la promesa de un contrato del muy elogiado programa de Formación Profesional Dual. La promesa incluía una ayuda de 500 euros para el viaje y una subvención mensual para vivienda. Una oferta realmente tentadora.
Pero pronto pudieron comprobar que nada era como parecía. De entrada, tras el rimbombante nombre de Sphinx Consulting, la empresa intermediaria en España, solo había una persona. Y en la alemana, otra, que cobra por cada contrato firmado, lo que demuestra qué fácil es parecer solvente en una cultura que todo lo fía a la apariencia.
Llegados a destino, los atónitos aspirantes españoles se encontraron con que todo era improvisación: en lugar del contrato de ebanista o de enfermero, se les ofrecía otro de camarero; y en lugar de compartir apartamento en habitación individual, no solo se les invitaba a compartir habitación sino incluso colchón.
Al final, todo parece haber sido fruto de una muy deficiente intermediación, en la que tiene su papel, por un error in vigilando, la propia Junta. Menos mal que, una vez allí, tanto las autoridades locales como la Embajada española han hecho lo posible por encontrar acomodo formativo a los jóvenes. Algunos han vuelto a casa, pero otros han conseguido al fin un contrato, y hasta están contentos de la acogida del empresario.
Es la cara y la cruz de la emigración. Estos jóvenes han tenido ocasión de vivir en propia piel lo que otros extranjeros han pasado en nuestro país. En poco tiempo España ha pasado de ser país de inmigración a país de emigración, aunque sea en (relativamente) pequeñas cantidades. En todo caso, hay que denunciar a los que juegan con las esperanzas de aquellos que se buscan la vida en tierras lejanas.
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