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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Gitanos, fuera

Agitación en Francia contra los rumanos de una etnia señalada

MARCOS BALFAGÓN

El auge de la extrema derecha en la UE azuza los miedos de las corrientes centrales de la política, que parecen competir por arrebatarles sus banderas. Tres años atrás, el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, estigmatizó a la minoría rumana de etnia gitana, cuyos campamentos fueron desmantelados y miles de sus miembros se vieron expulsados del país. Los socialistas prometieron actuar de otro modo, pero no concretaron cómo hacerlo tras ganar las elecciones. Por fin lo ha explicado el actual ministro del Interior, Manuel Valls: consiste en desmantelar los campamentos de rumanos de etnia gitana y expulsarlos del país.

Esto dará la razón a los que piensan que el socialismo anda de capa caída por su inclinación a abrazar ideas ajenas. En todo caso, el trato reservado a esa minoría gitana se anuncia en vísperas de 2014, año en que está previsto medir el humor de los franceses con dos termómetros, el de las elecciones municipales y el de las europeas.

Manuel Valls, hijo de español y de suiza-italiana, es uno de los duros del Partido Socialista francés. Varios de sus correligionarios se alarman, lo mismo que la Comisión Europea. Si el país de las libertades republicanas (y segunda economía de la zona euro) no puede integrar a una minoría europea o se le prohíbe la entrada por motivos étnicos, la libertad de circulación no será la única en grave riesgo.

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De 15.000 a 20.000 rumanos de la etnia señalada viven en Francia, la mayoría en campamentos irregulares a las afueras de grandes ciudades. Alcaldes o aspirantes a serlo les señalan como causantes de la delincuencia. En no pocos sitios se les niega la escolarización de sus hijos, para que sea más fácil echarles. Un cierto número de esos niños roban a los franceses y a los turistas; las familias son expulsadas, pero vuelven y el proceso comienza de nuevo.

Hace pocos meses, Manuel Valls se declaraba preocupado —en declaraciones a EL PAÍS— por el creciente rechazo a los inmigrantes musulmanes. Ahora justifica la expulsión de los gitanos rumanos porque le parece “ilusorio” tratar de integrarlos. El miedo es lo que corre hoy libremente, mientras los políticos no salen de sus pequeños cálculos.

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