Rafa Nadal: la decimotercera
Disfrutar del mejor tenista parece más asequible que organizar unos Juegos Olímpicos
Y van 13. Trece torneos de Grand Slam para el que no solo es el mejor tenista sino el mejor deportista español individual de todos los tiempos. Rafael Nadal ganó en el US Open de Nueva York —con clase, entrega absoluta y una forma física como no le habíamos visto antes de la lesión que le tuvo un año apartado de las pistas— al serbio Novak Djokovic, número uno ya solo en las estadísticas.
Hubo momentos en que el tenista balcánico parecía poder darle la vuelta al marcador, e incluso unos minutos del tercer set —con los dos jugadores empatados a una manga— que el aficionado que no reconozca que temía por el resultado es pelín mentiroso o pariente cercano del deportista de Manacor. Y no podía ser menos, porque Djokovic es casi imbatible, como el propio Nadal, cuando juega al 100%; pero, como sabe un jugador paciente y astuto como el español, estar siempre a tope de sí mismo ni siquiera los grandes ases lo consiguen. Es entonces cuando Nadal, que decae muy poco en su juego, salta sobre su adversario para hacerse con la corona.
Con sus 13 grandes títulos, que se desglosan en ocho Roland Garros, sobre tierra batida; dos US Open, un título en Australia, ambos en superficie dura; y dos Wimbledon, sobre hierba, Nadal se encuentra a una sola muesca de Pete Sampras, con 13, y cada vez más cerca del recordman universal, el suizo Roger Federer, con 17. El mallorquín, con 27 años, puede llegar y aun sobrepasar esa marca, y el helvético, con 32, no parece fácil que pueda incrementarla. Disfrutar del que sería el mejor tenista de todos los tiempos parece más asequible que, por ejemplo, España organice unos Juegos Olímpicos.
Se ha dicho que la racha de éxitos del deporte español, y particularmente la de Nadal, es una compensación por la decepción olímpica. No hace falta. España aspira a ganar el europeo de baloncesto; lo gana casi todo en motociclismo; es brillante en automovilismo y ciclismo; campeona del mundo de fútbol; y altísimamente valorada en balonmano, entre otros deportes. El tenis, con Nadal, es la guinda de todos ellos.
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