Los Clinton no se pringan en Twitter
Tanto Hillary como Bill evitan hablar de política, se limitan a comunicarse con otros personajes famosos haciendo referencias personales Han escrito tuits a los duques de Cambrigde, a la nadadora cubana o a Mick Jagger
Hillary Clinton rompió, el pasado lunes, un inusual silencio de dos semanas en su cuenta de Twitter. Hacía entonces dos días que el presidente Barack Obama había anunciado que llevaría al Congreso de Estados Unidos su decisión de intervenir en Siria, lo que provocó un intenso debate que, por supuesto, se reflejó en las redes sociales. El clima era perfecto para que Clinton -que como secretaria de Estado se había posicionado claramente a favor de armar a los rebeldes sirios- regresase a la corrala virtual. Solo que lo hizo para proclamarse fan de Diana Nyad, la nadadora de 64 años que había recorrido los 166 kilómetros que separan Cuba de Florida. “Haber volado a 112 países es mucho hasta que lo comparas con nadar entre dos. A mi me parece que nado con tiburones, pero tú lo has hecho de verdad. ¡Felicidades!”, tuiteó, sin aclarar en ningún momento que se refería a Nyad.
Más que una muestra de prudencia (Clinton no opina sobre la administración Obama en público), el tuit resultó ser un gran ejemplo de la fórmula Clinton; la manera en la que tanto Hillary como Bill usan la red social a la que se unieron hace relativamente poco -el 24 de abril él, el 10 de junio ella-: hablar sobre famosos y noticias solo para relacionarlos con ellos mismos. No es algo desconocido en política y menos en Twitter, pero pocos la usan de forma tan frecuente e indisimulada. El día que nació el hijo de los duques de Cambridge, Hillary les dedicó otro mensaje sibilino: “¡Felicidades desde el otro lado del charco! Os mando toda la suerte del mundo, y un pequeño consejo: hace falta un pueblo (real)”. Esto último era una referencia a It takes a village (Hace falta un pueblo), un libro sobre niños que ella había escrito en 1996.
Bill ejecutó un ejercicio en grandilocuencia similar el cuatro de agosto, cuando Obama cumplió 52 años: “Al 44: Feliz cumpleaños, @BarackObama. De parte del 42”, publicó, valiéndose del lugar que cada uno ocupa en la lista de presidentes de Estados Unidos, con esa perspectiva histórica que los sitúa al mismo nivel. En junio también se dirigió, sin motivo aparente, al entrenador de los Knicks, Jason Kidd, que había anunciado su retirada tras 19 temporadas. Su aportación: “¿Quieres que te dé consejos sobre la jubilación?”. Como esos hay varios ejemplos con Mick Jagger, el golfista Rory McIlroy y más.
Puede que ambos Clinton compartan el equipo que gestiona su presencia en redes sociales, lo que explicaría que se comporten de forma idéntica. Lo representativo, sin embargo, es que el hipotético equipo haya elegido esta táctica tan de famosa de Hollywood para representarlos en Twitter.
Hace tiempo que Estados Unidos percibe a los Clinton como políticos tan célebres que trascienden las idas y venidas de Washington. Su seguimiento, como demuestran sus cuentas, tiene más de fenómeno fan que de ideología. Tuits como estos, en los que hacen suya la otredad como suelen hacer los famosos profesionales, apunta a que ellos también se ven así.
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