Huyendo de Siria
Este texto ha sido escrito por Julia Serramitjana de Intermon Oxfam.
Imaha de 46 años vive en Za’atari con sus seis hijos en uno de los contenedores. Abandonó su ciudad, Dar’a, cuando los enfrentamientos entre el régimen de Bashar Al Assad y los milicianos del FSA se empezaron a escuchar cerca / @IntermonOxfam por PABLO TOSCO
La cotidiana calma informativa a la que estamos acostumbrados durante el mes de agosto se ha visto interrumpida este año con las espeluznantes imágenes de los niños y las niñas muertos por armas químicas en Siria. Estas llegan unos días despues desobrecogedoras imágenes de miles de refugiados y refugiadas sirias cruzando la frontera hacia el Kurdistán iraquí. Se puede decir que Siria se convierte así en la fuente de noticias más desgarradoras de este verano 2013.
Naciones Unidas calcula que en los últimos días, más de 30.000 personas han llegado al norte de Iraq huyendo del horror. Llegan principalmente de Alepo, una ciudad devastada y fantasmagórica. En un solo día 5.000 personas han cruzado la frontera. UNICEF ha reportado que 2.000 niños y niñas han llegado a esta zona y que unos ochenta menores no iban acompañados por adultos. Por su parteACNUR asegura que se trata de una de las oleadas más grandes refugiados que ha tenido que hacer frente desde el levantamiento contra el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad que comenzó en marzo de 2011. Estamos hablando de casi 2 millones de refugiados desde que se inició el conflicto de los cuales más de la mitad se concentran de 2013.
No sucedía algo similardesde el genocidio registrado en Ruanda en 1994, que se cobró la vida de 800.000 personas.Y a pesar de estas devastadoras y dramáticas cifras la ayuda sigue sin llegar. La comunidad internacional no reacciona. Los fondos no llegan y todos los que estamos en contacto con el conflicto no entedemos por qué. El 25 de julio The Guardian publicaba un estudio detallado de los datos de donaciones relativos a este conflicto. Ese día la ONU sólo había conseguido recaudar el 38% de la ayuda que estimaba necesaria.
El drama ya viene de lejos. Mi compañero Pablo Tosco, fotoperiodista que conoce el conflicto de cerca y que se encuentra ahora mismo en la zona, me contaba hoy que la situación de los refugiados y refugiadas en países vecinos como Jordania es realmente complicada. Allí, el campo de Za’atari alberga a 125.000 refugiados de los casi dos millones de personas que han huido de la guerra civil, en su mayoría mujeres y niños. El asentamiento es el segundo más grande del mundo, por detrás del campo de Dadaab, en Kenia. Por su tamaño, equivaldría a la quinta ciudad de Jordania. Los refugiados viven en tiendas de lona o bien en contenedores metálicos cuya estructura aísla, en la medida de lo posible, el intenso calor.
A principios de este año, Oxfam lanzó un llamamiento solicitando 57,6 millones de dólares para financiar su respuesta humanitaria en Líbano, Jordania y Siria y, así, proporcionar ayuda a más de 650.000 personas durante los doce meses siguientes. Hasta ahora, sólo se ha podido recaudar un 28% de los fondos.
La ayuda es vital para todas estas personas. Hay que reaccionar ante cifras tan espeluznantes e imágenes tan desgarradoras. No hay más tiempo que perder.
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