Sobre la corrupción
La corrupción no es solo política, que la hay y mucha, pese a lo que digan algunos tribunales. El problema es también empresarial: quien falsea un balance, quien engaña a sus clientes, quien vende un producto o servicio defectuoso, quien soborna para que legislen en su favor, es un corrupto.
Por último, también lo es el ciudadano que engaña, que coge unas gafas olvidadas en un bar o quien apoya a un tercero, a sabiendas de que está actuando mal, por el mero hecho que le dará luego una ayudita o un puesto de trabajo para su hijo.
Qué triste y qué español: llevamos así 200 años y esto no tiene trazas de cambiar.— Antonio de la Hoz.
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