Otros arquitectos: Mecedorama
“Desde nuestro punto de vista no ejercemos la profesión de manera atípica, la ejercemos de muchas maneras. Y Mecedorama es una de ellas, ¡de las infinitas que hay!
No nos gusta pensar las cosas bajo la dicotomía típico-atípico/normal-anormal, pues creemos que los estereotipos están muy lejos de la complejidad que existe ahí fuera. Aunque entendemos que socialmente todavía no está asumida, esta y muchas otras formas de hacer como "típicas". Tu abuela te pregunta "cuando vas a tener un trabajo de verdad" o tu madre se sorprende porque después de 8 años de carrera universitaria llena de esfuerzo y de horas de trabajo te dediques a hacer mecedoras.
¿Por qué estudiaron arquitectura? Por razones muy diversas y eso es precisamente lo más interesante... por intuición, por el gusto por el dibujo y las matemáticas, porque no te sientes lo suficientemente artista para hacer Bellas Artes, porque un amigo arquitecto de la familia te dice que ni se te ocurra estudiar arquitectura, porque no sabes si quieres "ser" arquitecto, pero sientes que te apetece pasar los próximos años de tu vida estudiando arquitectura, porque es una formación que une la técnica y la creatividad, por pensar que es una carrera de inventos, por aprender a diseñar, porque te da una formación amplia,... y porque parece divertido.
¿Qué esperaban de los estudios? Teníamos ganas de ampliar la mirada, de generar un juicio crítico y descubrir cosas que nos sorprendieran; y creíamos que la ETSAM tenía el potencial de cumplir esas expectativas. Pero estamos convencidos de que uno aprende durante toda la vida, no sólo en la universidad. En realidad la universidad no es condición sine qua non para una formación arquitectónica, aunque lo sea para obtener el título de arquitecto, ¡que es diferente!
¿Qué ha sido lo más sobresaliente de su formación: lo que más les ha servido? La formación nos ha hecho tener una gran capacidad propositiva que nos permite llevar a cabo cualquier proyecto, con una enorme capacidad de trabajo y compromiso con la realidad.
El gran regalo que nos ha dado la escuela ha sido, creemos, la forma de trabajo en colectivo, el aprender de los compañeros, cada uno aportando lo que sabe y lo que es. Esta forma de trabajo en red sigue siendo nuestro día a día, desarrollando proyectos en colectivo dentro de leon11 y zoohaus, y compartiendo inquietudes con otros grupos, como PKMN, zuloark, zira02, PEZestudio, Basurama o Taller de Casquería entre muchos otros. Pero todo esto sin duda no nace sólo. Comenzó como alumnos de las clases de proyectos que impartían docentes tan apasionados como Andrés Perea, Federico Soriano, Izaskun Chinchilla o Andrés Jaque.
¿Cómo valoran económica, personal e incluso socialmente esa decisión? A veces es difícil hacer de tu pasión, tu profesión. Y de tu profesión, un medio de vida. A nuestro alrededor convivimos con gente increíble con unas capacidades profesionales impresionantes y a todos nos resulta difícil vivir de ello.
Queremos seguir trabajando duro y apostando por lo que creemos, como actitud vital, pues es también la forma de aportar lo mejor de cada uno a la sociedad, aunque sabemos que esto es un camino de largo recorrido... ¡tenemos energía para rato!
¿Tienen los arquitectos miedo de romper la endogamia y el círculo social e intelectual en el que viven? ¡Al contrario! ¡Nosotros queremos conocer y trabajar con otras disciplinas!
Pero sí es verdad que muchas veces los círculos se van cerrando, por afinidades, pero es importante tratar de abrirlos y seguir aprendiendo de gente que sabe y piensa cosas diferentes. Precisamente proyectos como Mecedorama nos dan la oportunidad de trabajar con otras disciplinas, colaborar con diseñadores y artesanos o convertirnos en docentes en el IED, dentro de la carrera de Diseño de Producto.
¿Qué les hizo ver que había otras posibilidades? Nos reíamos el otro día pensando en que la multidisciplinaridad aquí en el estudio existe incluso ¡en uno mismo! Digamos que no sabemos hacer una sola cosa, y siempre estamos desarrollando varios proyectos a la vez, trabajando en frentes muy distintos. Nos gusta proponer, y si no hay proyectos...¡nos los inventamos!
Mecedorama por ejemplo no es un proyecto planeado, surgió de manera espontánea e incluso hasta algunos meses después de fabricar los primeros prototipos no fuimos conscientes de la envergadura del proyecto.
¿Tenían o tienen ejemplos, modelos?¡Muchos! No sabríamos elegir uno entre un millón pero sí dar 100 referencias diferentes: Theo Jansen, Buster Keaton, Maurice Sendak, Enric Miralles, Jean Prouvé, Charles & Ray Eames, Georges Perec, Lina Bo Bardi, Spike Jonze, Lewis Carroll, Michel Gondry, Eileen Gray, Le Ricolais, Gabriel García Márquez, Aby Warburg, David Hockney, Martin Parr, Bruno Munari, Alexander Brodsky... Pero no existe el modelo definitivo, cada uno nos interesa por una cosa en particular. Nos ilusiona pensar que uno puede aprender de todo, y que sólo hace falta saber mirar con las gafas adecuadas.
¿Qué puede hacer la arquitectura por la sociedad más allá de los planos? Todos podemos transformar la sociedad desde la pequeña escala, sea proyectando un edificio, desarrollando un taller colectivo o fabricando una mecedora.
La autoproducción nos da la capacidad de llevar a cabo proyectos como Mecedorama, desarrollándolos nosotros mismos sin depender de otros; y la oportunidad de aprender haciendo, inventando cuál será el próximo paso.
¿Qué consejos daría a un joven estudiante de arquitectura?¡Que no acepte consejos! Nos gusta mucho un video en el que charlan distendidamente Ferrán Adriá y Juan Mari Arzak en un bar acerca de si hay mariscos o pescados que deben dejar que suelten agua durante unos días o si es mejor comerlos cuanto antes. La conversación la finaliza Ferrán diciendo que “cada bicho es diferente”. Y en eso creemos fervientemente. Para nosotros no hay fórmulas, no existen caminos mejores y peores, cada uno tiene que ser él mismo y encontrar sus propios caminos, sus propios métodos y construir su propia visión del mundo.
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