Mejora el planeta comprando con cabeza y mejorando tu estilo personal
Por Gema Gómez
Todas sentimos una cierta presión sobre nuestro aspecto físico. Queremos sentirnos guapas y miramos las revistas de moda con ojillos de "¡jo, cómo me gustaría ser o vestirme como tal "it", tal famosilla y tal otra!". Con ese sentimiento te vas al trabajo y en el ratito del mediodía te bajas a la tienda de moda de la esquina que, casualidades de la vida, es una gran cadena y como por azar encuentras el vestidito casi igual, ese tan mono que lucía en la revista aquella celebrity de la semana pasada.
Las grandes cadenas son especialistas en las similitudes con las marcas. Y son especialistas del “just in time”, es decir de que encuentres justo en la tienda lo que acabas de ver en las revistas, sin tener en cuenta nada más que vender las miles de cantidades de unidades. No importan ni los recursos utilizados, ni las condiciones de las personas que van a fabricar esas prendas, ni las emisiones de CO2 de los viajes.
Como el vestidito se parece al que has visto en la revista, lo compras con ansiedad. Lo usas una, dos veces. ¡Qué más da que te tire de aquí, te apriete allá o no te favorezca, porque a tu silueta le van otras cosas! A los dos lavados tu vestido está torcido, lleno de bolitas, las costuras al bies y como ya has visto en la nueva revista de este mes otro modelito, con lo poco que te ha costado este y lo poco que te costará el próximo ¿quién se plantea guardarlo?
¿Te ves reflejada, aunque solo sea un poquito en esta imagen? Es un poco exagerado pero consciente o inconscientemente funcionamos de una manera similar. ¿Te has parado a pensar alguna vez la cantidad de materia, agua, químicos y energía que se necesitan para producir ese vestido que tan alegremente compramos? ¿Quién lo ha confeccionado y en qué condiciones? ¿Dónde terminan la mayor parte de las prendas una vez salen de nuestro armario?
Desde Slow Fashion Spain creemos que nos sentiremos mucho mejor y más guapas si aprendemos a hacer el camino a la inversa, es decir, empezar a mirarnos más a nosotras y menos las revistas o a las celebrities. Si conocemos lo que nos sienta bien y lo que no, si disfrutamos de lo que nos gusta y aprendemos a desarrollar un estilo propio consumiremos menos recursos. Hoy vamos a ir directamente a nuestro armario y ver lo que hay allí ¡si aún queda sitio para ver algo! y si queda poco espacio, es el momento de hacer limpieza:
Saca todo lo que haya dentro y ponlo en 3 montones:
- Ropa que hace más de un año que no te pones. Esta ropa tendría que desaparecer de tu armario porque ya no tiene nada que ver contigo y no te sirve. Puedes pensar en darla a amigas o familiares que sí se la pondrían (podría ser un motivo para una fiesta) o bien donarla a ONGs y empresas de reciclaje textil.
- Ropa con manchas o que le falte algún botón o necesite ser reparada.
- Ropa que uses y que esté preparada para su uso.
Una vez desechado todo lo que no uses y no te sirve, haz conjuntos con las prendas que quedan; prueba a hacer diferentes combinaciones y si para algún conjunto te falta una prenda, anótalo en una lista. En este paso se incluyen los complementos y zapatos. Esta lista son tus necesidades prácticas.
Puedes aprovechar para organizar bien tu armario:
- comprar perchas multiusos
- colocar los calcetines en cestos con compartimentos
- ordenar por conjuntos, tipos de prendas, colores, o como más útil te resulte
Para indagar más y aplicar incluso el minimalismo en tu manera de vestir visita el Proyecto 333 de la especialista en minimalismo Valedeoro y lee su ebook sobre el armario minimalista.
Por otro lado te animo a tener un "armario proporcional”, es decir un armario proporcional a tus necesidades del día a día. Esto quiere decir, que si el 60% de tu tiempo estás en el trabajo, el 35% lo dedicas al ocio y el 5%, en fiestas, así debería ser la composición de tu armario. Vale, sí, es cierto que aunque a las fiestas le dedicas menos tiempo te gusta cambiarte para verte guapa ¿verdad? ¿Has pensado en la opción del alquiler? Aquí hay tres propuestas para ser siempre la más mona de la fiesta sin acumular:
Ilustración: Ana Lage
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