6 objetos para donar y trocar antes que acumular y reciclar
Hoy he decidido compartir algunas reflexiones sobre cómo y por qué donar y trocar objetos que duermen, las más de las veces, el sueño de los justos abandonados en armarios, estantes y alacenas. En el mejor de los casos acaban al cabo de los años en el container de turno para ser reciclados cuando su vida útil podría haberse alargado para alegría de muchos otros.
- Diarios y revistas. En Francia acaban de lanzar Trocdepresse, una web para que los vecinos compartan los diarios y las revistas a los que están suscritos. Cuando me enteré de su iniciativa de inmediato me acordé de mi revistero. Visualicé horrorizada esos suplementos dominicales que ni saqué en su día del envoltorio. Y su día fue hace meses. Me dije que tienen razón, que quizá a mi vecina de rellano le gustaría hojearlos antes de que yo los condene sin más a la guillotina. En Trocdepresse.com sugieren compartir revistas y prensa con los vecinos depositando los ejemplares en los buzones de la escalera. El intercambio gratuito permite leer más cabeceras, ahorrar gastos, reducir residuos y además cultivar relaciones de confianza.
- DVD, Blu-Ray, libros, juegos. Hace unos años quise desprenderme de varios libros por una mudanza. Recorrí unas cuantas librerías de lance en mi ciudad. Algunas ni quisieron echar un vistazo a mis títulos y las que consintieron me ofrecían una miseria a cambio. Siempre me ha sorprendido el poco interés por la cultura de segunda mano en nuestro país. Y yo me pregunto: ¿qué es lo importante: el estado del continente o el contenido? Me dio pena pensar que iba a abandonar a mis buenos amigos entre montañas de libros polvorientos y prematuramente avejentados y que quizá jamás volverían a ser acariciados por manos amigas. Así que decidí donarlos a la biblioteca pública de mi barrio. Me ofreció un espacio donde dejarlos para que otros usuarios pudieran recuperarlos. En una palabra: book-crossing de barrio. Mientras yo iba depositándolos en los estantes ad-hoc y despidiéndome de ellos con ceremonia y un poso de tristeza otro lector a mi lado iba recogiéndolos sin prisa pero sin pausa. Se giró hacia mí y con una gran sonrisa me dijo: "Muchas gracias".
- Diarios y revistas. En Francia acaban de lanzar Trocdepresse, una web para que los vecinos compartan los diarios y las revistas a los que están suscritos. Cuando me enteré de su iniciativa de inmediato me acordé de mi revistero. Visualicé horrorizada esos suplementos dominicales que ni saqué en su día del envoltorio. Y su día fue hace meses. Me dije que tienen razón, que quizá a mi vecina de rellano le gustaría hojearlos antes de que yo los condene sin más a la guillotina. En Trocdepresse.com sugieren compartir revistas y prensa con los vecinos depositando los ejemplares en los buzones de la escalera. El intercambio gratuito permite leer más cabeceras, ahorrar gastos, reducir residuos y además cultivar relaciones de confianza.
- DVD, Blu-Ray, libros, juegos. Hace unos años quise desprenderme de varios libros por una mudanza. Recorrí unas cuantas librerías de lance en mi ciudad. Algunas ni quisieron echar un vistazo a mis títulos y las que consintieron me ofrecían una miseria a cambio. Siempre me ha sorprendido el poco interés por la cultura de segunda mano en nuestro país. Y yo me pregunto: ¿qué es lo importante: el estado del continente o el contenido? Me dio pena pensar que iba a abandonar a mis buenos amigos entre montañas de libros polvorientos y prematuramente avejentados y que quizá jamás volverían a ser acariciados por manos amigas. Así que decidí donarlos a la biblioteca pública de mi barrio. Me ofreció un espacio donde dejarlos para que otros usuarios pudieran recuperarlos. En una palabra: book-crossing de barrio. Mientras yo iba depositándolos en los estantes ad-hoc y despidiéndome de ellos con ceremonia y un poso de tristeza otro lector a mi lado iba recogiéndolos sin prisa pero sin pausa. Se giró hacia mí y con una gran sonrisa me dijo: "Muchas gracias".
Otra opción muy válida, además de la donación, es el intercambio del producto con otros lectores o consumidores. Quizá nosotros ya no vayamos a ver por enésima vez la segunda temporada de nuestra serie favorita pero quizá alguna otra persona esté interesada en ella y a cambio pueda ofrecernos algo que sí nos interese a nosotros consumir. Y el trueque puede hacerse con el vecino local o con el global. En el mundo anglosajón proliferan las webs de intercambio (swap en inglés), como esta.
No creo que a nadie sirvieran mis apuntes de la universidad y sé que hice bien cuando envié a reciclar esos kilos de papel, pero me pregunto por qué nos cuesta tanto desprendernos de objetos que ya no nos interesan y que encima nos roban espacio vital en casa. Y tú, ¿de qué cosas crees que podrías deshacerte y que otros podrían aprovechar?
Foto de apertura: Three men at dusting books (3 hombres sacando el polvo a unos libros), The New York Public Library, vía Wikimedia Commons