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Gérard Depardieu: “Amo a los franceses”

El actor francés nacionalizado ruso defiende el régimen de Vladimir Putin y busca recuperar el afecto de su país de origen

Gerard Depardieu, el domingo 16 de junio en Niza.
Gerard Depardieu, el domingo 16 de junio en Niza.Didier Baverel (WireImage)

Gérard Depardieu reapareció el domingo en los medios franceses. El actor galo habló con la prensa de su país por primera vez tras la polémica generada en Francia a raíz de su exilio ruso y su enfrentamiento con el gobierno por cuestiones fiscales. Lo hizo en la cadena de televisión TF1 y en el periódico Le Journal du dimanche. En pantalla conversó con la periodista Claire Chazal sobre lo a gusto que se encuentra en su nuevo país, mientras en el papel declaró tener siete pasaportes y se refirió a sí mismo como "franco-ruso". Sin embargo, aclaró que estima que los franceses todavía lo aman por esa imagen que ellos adoran de "rebelde y agitador que a veces está borracho".

La entrevista en la televisión comenzó de manera suave, con una primera pregunta referida a la identidad: "¿Se siente usted un actor francés, un ciudadano ruso, un ciudadano del mundo, un apátrida...?". Depardieu se definió como un actor y "ciudadano del mundo" que, pese a su espantada en busca de tierras más benévolas, no se siente rechazado en su propio país. El actor admitió que "los 'dérapages' [patinazos] verbales" ocurren", y lamentó que eso pase "a un nivel tan alto", en referencia a su enfrentamiento con el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, que lo tildó de "despreciable" (luego matizaría sus declaraciones). "Incluso a pesar de mis excesos".

A continuación, Depardieu recordó que ha vivido siempre en Francia y que se siente francés. Aunque no parecía muy convencido, atribuyó su nueva vida en Rusia (recibió su pasaporte en enero) a que le gusta viajar y a que se siente bien acogido por Vladimir Putin. Como si estuviera hablando de un desamor o de una relación malhadada con su país de nacimiento, el francés dio a entender que no le faltan pretendientes, y aseguró que también hay otros países que le han abierto las puertas y que podrían engrosar su portafolio de nacionalidades: "No solo está Rusia. También está Argelia, y muchos otros… y pienso, ¿por qué no aceptar ese pasaporte?

Dos minutos tardó Claire Chazal en dirigirle la pregunta clave. "¿Puede comprender, Sr. Depardieu, que el hecho de que usted –un actor francés bien pagado– se haya mudado a Rusia por razones fiscales en tiempo de crisis pueda chocar a los franceses, que están sufriendo?", inquirió la periodista. Llegado a este momento, la sonrisa de Depardieu se había evaporado. Su mirada se había vuelto desconfiada y su rostro parecía no apreciar el atrevimiento de la presentadora.

El entrevistado comenzó su defensa argumental con un ataque: "Mire, yo siempre he conocido a una Francia en crisis. Cada vez que hay un cambio de gobierno se constata el agujero en las cuentas que ha dejado el gobierno anterior", dijo el actor, que dudó de que la falta de rigor de los políticos "vaya a cambiar". Dicho de otro modo: si no saben gestionar eficazmente la Hacienda pública, no es culpa mía, vino a decir.

Y de insolidario, nada. "Yo siempre he contribuido al bienestar de Francia pagando con mis impuestos. Yo solo he dicho que a los 65 años [que cumplirá en diciembre], pagar el 87% de impuestos era demasiado para mí". "Ahora soy un [simple] directivo", dijo, tras apuntar que sus empresas siguen generando impuestos y puestos de trabajo en Francia. La segunda andanada vino a continuación. Del aspecto impositivo pasó la periodista a los derechos humanos. "Comprendo su admiración por la literatura rusa, por Dostoievski, pero ¿se puede, hoy día, admirar la Rusia de Vladimir Putin, que encarcela a opositores políticos, por ejemplo?".

Depardieu respondió defendiendo el régimen de Putin: "Le aconsejo que vaya usted a ver [el país] por sí misma. Lo que he visto en la prensa me parece alucinante". Repregunta de la presentadora: "En Rusia sigue en la cárcel una de las integrantes de Pussy Riot, por haber mostrado su oposición a Putin". Cuando el actor dijo que las activistas le parecían "valientes", recibió una nueva réplica: "Sí, pero, ¿no siente la necesidad de apelar por su liberación?". "Yo observo lo que pasa, no soy idiota", respondió Depardieu.

"Occidente debería preocuparse por sí mismo más que de la situación de las libertades en Rusia", añadió el actor. "Yo veo, constato… no entiendo el ruso, lo estoy aprendiendo. Pero puedo asegurarle que se vive bien".  El entrevistado dijo también que no se siente aislado o con ningún conflicto interior. En paz. "Soy muy normal. Amo a los franceses", aseguró.

¿Arrepentimiento por sus excesos? "Hay otras personas que tienen más de qué arrepentirse. Y habrá más en el futuro", dijo con cierta gravedad.  Al final de la entrevista, el actor elogió a su compañero de reparto, el actor Joey Starr, en su próxima película, que se estrena este mes en Francia: La marque des anges - Miserere, dirigida por Sylvain White.

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