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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Colada ecológica y pelotas de golf

  1. Llenar el tambor de la lavadora hasta su capadidad máxima
  2. Evitar el prelavado siempre que sea posible
  3. Seleccionar un programa corto de lavado y a temperatura fría. La mayor parte de la energía que consume la lavadora, entre el 80 y el 85%, se utiliza para calentar el agua, por lo que es muy importante lavar, siempre que se pueda a temperaturas bajas.
  4. Ajustar la dosis de detergente según la dureza del agua. Un agua blanda necesita menos detergente que una dura. Además, una dosificación adecuada reduce la cantidad de jabón vertida al medio ambiente. Por el contrario, si se echa detergente en exceso se produce mucha espuma que hace trabajar innecesariamente al motor de la lavadora además de contaminar.
  5. Poner en marcha la lavadora por la noche en caso de tener contratada la tarifa nocturna.
  6. En caso de avería y de no poder arreglarla, comprar una lavadora de eficiencia energética.
  1. Llenar el tambor de la lavadora hasta su capadidad máxima
  2. Evitar el prelavado siempre que sea posible
  3. Seleccionar un programa corto de lavado y a temperatura fría. La mayor parte de la energía que consume la lavadora, entre el 80 y el 85%, se utiliza para calentar el agua, por lo que es muy importante lavar, siempre que se pueda a temperaturas bajas.
  4. Ajustar la dosis de detergente según la dureza del agua. Un agua blanda necesita menos detergente que una dura. Además, una dosificación adecuada reduce la cantidad de jabón vertida al medio ambiente. Por el contrario, si se echa detergente en exceso se produce mucha espuma que hace trabajar innecesariamente al motor de la lavadora además de contaminar.
  5. Poner en marcha la lavadora por la noche en caso de tener contratada la tarifa nocturna.
  6. En caso de avería y de no poder arreglarla, comprar una lavadora de eficiencia energética.

Así que mi marido se fue de compras a una tienda ecológica del barrio para volver a casa pertrechado con varias bolsas llenas a rebosar. Fue vaciándolas una a una y colocando sobre la mesa de la cocina varios productos que no supe identificar: unos polvos aquí, una latá allí, más allá un paquete informe, y al final extrajo del fondo de la última bolsa una malla negra llena de ¿pelotas de golf?

- ¿Y esto? - pregunté con la voz, con la mirada y con un dedo claramente acusadores. No me atreví a pronunciar la palabra "pelota" ni mucho menos "golf".

- Es para la colada, claro - Y me alargó un libro abierto por una página donde pude leer: "La suciedad se va en la lavadora por la acción mecánica (el tambor que da vueltas), por el agua caliente, y por el uso de productos químicos, y a menudo es por la combinaciónn de los tres factores. Si se quieren reducir los productos químicos hay que aumentar uno de los otros factores. Las bolas de lavado o en su defecto las de golf o las de tenis - seguí leyendo- permiten lavar más a fondo la ropa al estilo de las antiguas lavanderas, a golpes puros y duros."

Le devolví el libro algo aliviada. Podría haber sido peor. Podría haber comprado pelotas de tenis.

- No quedaban bolas de lavado -me susurró cabizbajo en un tono que sonó a disculpa.

Recordaré siempre ese verano por el calor asfixiante, que nos obligaba a abrir ventanas y disfrutar así sin mesura del alegre zumbido de los aires acondicionados vecinos. Y también por el ruido atronador que salía de nuestra lavadora cada vez que mi marido hacía la colada. Y es que en el tambor se organizaba una auténtica mascletá, ríete tú de las Fallas de Valencia. Eso sí, a golpes maestros de golf. Esos meses de canícula aumentamos en varios decibelios la contaminación acústica del vecindario pero contaminamos el agua mucho menos. Llegó el fin del verano, el brote de activismo se fue diluyendo, y la mente, las manos y el tiempo de mi marido volvieron a estar muy ocupados, tanto que las bolas de golf quedaron relegadas en un rincón. Casi echo de menos la sinfonía atonal que componían en la lavadora. Cada vez que las veo tan tristes y solas me pregunto si no deberíamos utilizarlas de nuevo. Y tú, ¿qué harías?

Más información sobre cómo hacer una colada ecológica y sobre qué son las bolas de lavado para lavar la ropa.

Comentarios

Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y físico, alertaba en 2009 sobre la "timobola". http://javarm.blogalia.com/historias/62795
Debemos de tener en cuenta todo lo que este en nuestras manos para poder ser más eficientes a la hora de llevar una vida más ecológica... es fundamental para cuidar el medio ambiente
Mañana me levanto y voy a meter las bolas de golf que utiliza mi marido en la lavadora con las toallas .¿A ver si ahorro ahora una pasta?
Recientemente he probado las nueces de lavado, que menciona el artículo de Consumer enlazado en el post. Dan un buen resultado y son más baratas que el detergente! Es curioso comprobar cómo la naturaleza tiene todo lo que necesitamos.
nunca he usado ecobolas, pero sé positivamente que cuando en una lavadora meto unas zapatillas deportivas con la ropa, me basta con un pellizco de detergente (la cuarta parte de lo habitual) para que quede igual. Y siempre sin suavizante, que impermeabiliza la ropa, y te hace sudar con lo que ésta necesita más lavados (para los forros polares el suavizante es un suicidio, y para las toallas un contrasentido)
lo de las ecobolas es un timo. El instituto nacional de consumo ya lo alertó hace bastante tiempo. Ver link:http://www.publico.es/359796/sanidad-frena-el-timo-de-la-ecobolaSaludos
No hay que confundir las bolas de lavado, de las cuales habla el artículo, con las ecobolas o bolas ecológicas. Son dos cosas distintas.La acción de las bolas de lavado es mecánica (por eso se deben poner varias en el tambor de la lavadora y por eso también se pueden cambiar perfectamente por pelotas de golf). Además no pretenden remplazar el detergente sino reforzar su eficacia (lo cual te permite usar un detergente menos potente como los ecológicos, las nueces de lavado o el jabón de marseilla en copos).Las bolas ecológicas ellas sí pretenden remplazar el detergente... pero hasta la fecha las explicaciones científicas que he podido leer sobre como logran lavar la ropa son simplemente absurdas. Así que... bolas de lavado sí, ecobola ni en sueño.
Nuestros antecesores no se destacaban precisamente por su higiene personal ni su limpieza; justamente por eso aparecen los detergentes; limpiar de esta forma desgasta la ropa de una forma que a la larga origina más gasto de todo tipo; coger la calculadora, y hacer números. Otro falso ahorro, como tantas otras cosas timo-ecológicas.

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