Pura frustración
Asisto con estupor a los esfuerzos de mi novia por encontrar trabajo. En una empresa le ofrecen un contrato de cuatro horas mal pagadas, trabajando ocho base, más las que hagan falta. En otra, trabajar gratis y dando gracias por tener experiencia. En la última, un contrato de ocho horas, mal pagadas también, trabajando 12 todos los días. Haya trabajo o no, simplemente por sistema, aunque tenga que estar mirando al techo.
Ante esta última, mi novia me ha llamado llorando de pura frustración. ¿Cómo un ciudadano normal puede no ya explotar a otro, sino explotarlo por mero capricho? ¿Dónde están sindicatos, defensores del pueblo, y políticos que velan por nuestro bienestar? Luego nos extrañamos ante el exilio juvenil, los disturbios o cosas peores.— Carlos Díaz Colorado.
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