¿Dónde están los políticos honestos?
Estamos hartos de escuchar a los políticos lamentarse de la pérdida de confianza de la ciudadanía hacia la clase política. Las encuestas no mienten cuando revelan que quienes deberían ser la solución son para nosotros el auténtico problema.
Ya no nos sirven sus declaraciones cuando nos aseguran con gesto contrito que la corrupción es solo una excepción en un colectivo en el que la vocación de servicio, la dedicación desinteresada y la honestidad serían la regla. Los políticos honestos olvidan que su silencio los convierte en cómplices. Los ciudadanos no volveremos a creer en ellos hasta el día que los veamos sacar de las filas de sus partidos a todos los que se acercan a la política con el ánimo de obtener beneficio. Los políticos que se autoproclaman honestos tienen la obligación moral, social y política de liderar la lucha contra la corrupción. Hasta ahora solo hemos sido testigos de un silencio y una inhibición que los hace cómplices. Los ciudadanos no perdonamos esta complicidad. No queremos ni corruptos ni cómplices.— Carmen Nicolás Vicioso.
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