Políticos imputados
Se entiende por imputado aquel de quien un juez o un magistrado estima que hay suficientes indicios de delito como para iniciar un proceso judicial. Aunque haya que respetar la presunción de inocencia, mientras no concluya el proceso un veredicto de culpabilidad es igualmente posible.
Para asuntos particulares de un ciudadano privado esto parece sensato, pero en el caso de los políticos —sobre todo si la posible infracción o delito está relacionado con sus gestiones en el desempeño del cargo al que llegó apoyado por los votos— parece impropio.
La dimisión que los políticos presentan en estas circunstancias —y es regularmente rechazada por sus superiores— deberían presentársela a los votantes que les apoyaron. En países de nuestro entorno, cuando a un político se le descubren determinadas infracciones, sean o no legalmente punibles, es la seguridad de que han perdido el apoyo ciudadano lo que les lleva a dimitir sin dilación.
Nuestro sistema de listas electorales cerradas junto con la posibilidad de aforamiento (imposibilidad de abrir un proceso a un cargo electo sin la autorización de la Cámara a la que pertenece) permite una situación singular. Y es la de mantener en una Cámara a cargos imputados, pero sobre todo la de incluirlos en la siguiente lista cerrada y obtener su reelección, manteniendo el aforamiento.
El hacerlo puede interpretarse como una maniobra de protección a un político afín, pero también como un intento de evitar veredictos contra cargos públicos que destapen infracciones verosímilmente toleradas por su entorno político.
Sin duda, hay políticos con un limpio deseo de servicio público, sobrada preparación e ideas y cabe esperar que sean muchos y sepan comportarse como los representantes de los ciudadanos que son.
Las noticias sobre corrupción política en España son un problema de tal magnitud que los medios internacionales se hacen eco y preocupan a los políticos europeos, de quienes esperamos apoyo y ayudas. Es momento de apartar de sus responsabilidades a los políticos imputados a raíz de infracciones cometidas desde sus cargos. De otra manera el callejón con difícil salida en el que nos encontramos se irá haciendo más oscuro, especialmente para los propios políticos.— Eliseo Pascual Gómez y Tomás Pascual Ruiz.
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