Más papisa que el papa
Yo que el Vaticano me ahorraba el cónclave, con lo fatal que es el sedentarismo para la próstata. Tienen al nuevo Pontífice delante de las progresivas. Georg Gänswein, el secretario de Ratzinger
He estado en un tris de desnudarme en este púlpito. De ropa no, ilusos, eso tiene otro precio. Iba a publicar mi declaración de la renta con el fin de estar a la última, acreditar mi martirio en la cruz del fisco, y ver si así me amnistía Montoro el IVA. Pero luego he caído en que sale la fecha de nacimiento y quita, quita, que ya hay quien dice por ahí que estoy para el arrastre como para confirmarlo yo así a lo tonto. Aunque te advierto que, tal como están algunos gremios, una retirada a tiempo es una victoria y no la de Samotracia en miga de pan que tiene mi cuñada de centro de mesa. Con decirte que hoy día dimite hasta el Papa, lo nunca visto en este valle de lágrimas.
En la flor de la edad, a sus 86 primaveras, justo ahora que había abierto cuenta en Twitter, va Su Santidad y pontifica urbi et orbi: “Ahí os quedáis, brothers”. Vamos, que renuncia al poder, la gloria y al anillaco de San Pedro para enterrarse en vida en un cenobio con unas monjitas y una sotana de trapillo. Con lo que le gustan a él los solideos, los borceguíes y las casullas en terciopelo, cabritilla y armiño. Que está exhausto para su tarea de cíclope, arguye. Y yo, no te joroba, que encima tengo un ojo vago de llevar el flequillo a lo Monica Vitti. Lo que está Benedicto es hasta la tonsura de que le haga la cama hasta su mayordomo Paoletto, un mosquito muerto que, al tiempo que le arreglaba el embozo, lo dejaba en cueros a los picos de los Cuervos. Y vale que yo sea impía y no comulgue con ruedas de molino, pero lo que habrá pasado ese hombre de Dios en esa basílica no está en las escrituras.
Si es que hoy día hay líos de curro hasta en el Vaticano. Intrigas, traiciones, venganzas, mobbing. Te digo yo que por muy Sixtinas que sean, por esas capillas vuelan cuchillos y cálices, por no hablar de hostias propiamente dichas. Y eso que son todos tíos, para que luego digan que nosotras somos unas lobas. Y no es para tanto, mira a Esperanza Aguirre y Ana Botella haciendo las paces más falsas que Judas después de arrearse unos pellizcos de monjas de los que dejan cardenales de 15 días. Porque esa es otra. Ahora resulta que, para elegir al sucesor del sucesor de Pedro, tienen que encerrarse sine die ciento y pico vejestorios hasta ponerse de acuerdo aunque sea por aburrimiento. Que buscan a alguien más joven, dicen, para chasco: como todos los señores desde que el mundo es mundo.
Ahora, yo que ellos me ahorraba el cónclave, con lo fatal que es el sedentarismo para la próstata. Si no lo ven es que están ciegos. Tienen al nuevo Pontífice delante de las progresivas. El mismísimo Pájaro Espino en persona. Richard Chamberlain no, viejunas. Georg Gänswein, el secretario de Ratzinger. Un alemán de 56 tacos, ojos garzos y pelo cano, de arrodillarte a besarle el sello episcopal y lo que se tercie, que por algo es el niño bonito de Benedicto. Tanto que, antes de pirarse, lo nombró arzobispo, poco me parece, yo lo hacía santo súbito: milagros no hará, pero quita el hipo de cuajo. Dicen que monseñorazo se va a recluir con el Papa Padre, estos curas no tienen picardía. ¿No dicen que España es tierra de conquista? Pues con semejante Papa Chulo se convertiría hasta mi menda. Y es que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Como Rajoy, pobre, que no entiende ni su letra.
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