Despedida a Ana Blanco
Lo siento mucho, de verdad. No sabes el trabajo que me ha costado aprender a fulminarte con el mando a distancia. Acostumbrado como estaba a otra cosa, de verdad que me ha costado mucho trabajo. Y lo entiendo, quiero que sepas que lo entiendo. No está bien disparar contra el pianista o contra el mensajero. Lo sé. Pero los mensajeros también son instrumentos y como tales son utilizados. Además comprendo la difícil tarea en la que te encuentras. Tú y los guionistas. Acomodar para el consumo público la retórica y la gran diversidad tipológica de falacias producidas por los que mandan no es fácil. De verdad que lo siento. Hasta más ver.— Antonio Íñiguez Arboledas.
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