Sanidad privada y burocracia

El viernes 11 por la noche sufrí un accidente practicando deporte. Un traumatismo torácico con fuerte dolor que, aparentemente, podía haber producido fractura de costillas. Al estar federado, la mutua que cubre este riesgo me orientó hacia un hospital concertado en la zona norte de Madrid. Al llegar a admisión de este hospital se me denegó la atención sanitaria de urgencia que precisaba alegando que no iba provisto del parte federativo correspondiente, a pesar de aportarles otros datos como el número de licencia e incluso el número de expediente abierto telefónicamente por la aseguradora. A pesar de mi insistencia y la de mis acompañantes, ante la situación ciertamente delicada y la necesidad de recibir la atención y, a pesar de asumir el compromiso de aportar el papel con posterioridad, la respuesta de la responsable de admisión fue una rotunda negativa, so pretexto de que es la norma del hospital por tenerlo convenido así con la aseguradora.

En vista de la denegación de la atención sanitaria, mis acompañantes me trasladaron al hospital Infanta Sofía de la Seguridad Social. Allí me atendieron sin requerirme más que el nombre y el número del DNI. Agradezco a la doctora Fortoul García, de urgencias, y a su equipo, por el excelente y eficaz tratamiento que me dispensaron. Y me pregunto: ¿no eran la rigidez y la burocracia males inherentes a lo público? ¿Es el comportamiento de ese hospital privado lo que nos espera cuando se privatice la gestión de los hospitales y centros de salud de Madrid?— Fernando Martínez Rodríguez.