No podemos dejar a Haití a medio camino
Esta entrada ha sido escrita por Diana Valcárcel, Coordinadora de Proyectos de Comunicación de UNICEF España.
Una mujer mira sobre una extensión de montañas hacia el mar en Pyechal, un pueblo en el departamento de sudeste, Haití.© UNICEF/NYHQ2011-2058/Marco Dormino
2011, 2012 y 2013. Vuelvo a contar con los dedos de mi mano porque me impresiona pensar que han pasado tres años del terremoto que azotó Haití.
Aquel 12 de enero de 2010, como cualquier mañana, llegué a la oficina y bajando la escalera una compañera me dijo: “Ha habido un terremoto brutal en Haití”. Un mes después aterricé en Puerto Príncipe, enviada por UNICEF, para dar apoyo a nuestra oficina.
Brutal era la palabra más adecuada. El primer día que recorrí la capital, presencié el azote de la naturaleza y a una población desolada por la pérdida de más de 220.000 hermanos, hijos, padres, primos, abuelos, vecinos. El golpe cayó además en uno de los países más pobres del mundo que entonces ocupaba el puesto 145 de los 169 del Indice de Desarrollo Humano. Una pequeña isla caribeña de 9,9 millones de habitantes que en el pasado fue “la perla del Caribe” y el primer país de América en abolir la esclavitud.
Fui testigo privilegiada de una marea de humanidad y solidaridad en España y en Haití. El gobierno español fue el tercer donante bilateral a nivel internacional y las organizaciones españolas recibimos una respuesta excepcional de los ciudadanos. En Haití, la población, mis compañeros de trabajo, los cooperantes de distintas organizaciones, los grupos de líderes de los campamentos de desplazados y todo el que tuviera salud para hacerlo, trabajábamos día y noche en medio de una marea de escombros, desolación y alguna que otra réplica nocturna.
Conocí a Jeanne una mañana de calor sofocante. Llegamos a su tienda de campaña en uno de tantos campamentos improvisados en Puerto Príncipe. Estaba embarazada de 6 meses. Nos sentamos sobre un colchón y en lágrimas nos dijo: “Se han muerto mi padre y mi marido, estoy embarazada, mi casa se ha derruido. Tengo VIH y he perdido mis medicinas”. Visitamos a Jeanne con SEROvie, una organización haitiana que tras el terremoto se ocupaba de asegurar que las personas seropositivas dispusieran del tratamiento necesario.
He mantenido el contacto con Jeanne (nombre ficticio para proteger su intimidad) hasta hoy. Desde la distancia me anunció el nacimiento de la pequeña Lory, la buena nueva de que estaba libre del virus gracias al tratamiento que no interrumpió, los primeros pasos que dio la niña y hace unos días la noticia de que en septiembre irá a la escuela.
Lory es una pequeña victoria que muestra los frutos de la ayuda humanitaria y la respuesta de los donantes.
Después de tres años de intenso trabajo en Haití, hay algunos datos que nos hablan de progresos: la desnutrición aguda entre los menores de 5 años se ha reducido a la mitad, el 77% de los niños asiste a la escuela primaria, el acceso a servicios mejorados de saneamiento se ha duplicado.
Sin embargo, es innegable que la situación en el país es débil: 358.000 personas viven aún en campos de desplazados, una gran parte de la población rural-la más vulnerable- tiene un acceso limitado a servicios básicos, altas tasas de desempleo, los otros desastres naturales que han afectado a la isla o la amenaza del cólera. Haití necesita aún el apoyo y el compromiso de la comunidad internacional para consolidar los avances y abordar los retos actuales.
No podemos dejar al país a medio camino. Por justicia y por no perder el esfuerzo, la inversión y el trabajo realizados hasta ahora por la sociedad haitiana y los países donantes.
En su última comunicación hace unos días, Jeanne nos daba un ejemplo de ello: “Hasta la fecha no he encontrado trabajo. Mi alivio sería encontrar un empleo. Espero el día propicio, Diana. No me olvido de la ayuda que me disteis después del seísmo y que me permitió tener un lugar estable donde vivir con Lory. Prometo enviarte una foto suya muy pronto”.
Nota:
UNICEF continúa su trabajo de reconstrucción en Haití para asegurar que todos los niños y niñas del país tengan una vida digna y segura. Nos gustaríaseguir contando contigo para que sea una realidad: https://www.unicef.es/cooperacion-internacional/donar-ong/hacer-donacion/reconstruccion-de-haiti
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