Transparencia y buen gobierno

PP y PSOE se han dado cuenta, por fin, de que es preciso regular los sueldos de los alcaldes, que los hay de escándalo, así como de los de sus asesores del partido en nómina del erario público, que deberían desaparecer, sobre los que no ha dicho nada Cospedal al despojar del sueldo a los parlamentarios que controlan su Gobierno. La estafa clasista en que se ha convertido la crisis obliga a que la austeridad y la carga se repartan entre todos y equitativamente, por lo que ya es hora de que la Iglesia Española imite a Cospedal y que sus funcionarios se ganen el pan con el sudor de su rostro, que todavía siguen viviendo del erario público. Es hora de que se revise su patrimonio y la forma de lograrlo. También se han dado cuenta de que aquí no rinde cuentas nadie, que los interventores, incluidos Tribunal de Cuentas y Banco de España, están en manos de los políticos, débiles antes los bancos y los constructores, autores de la estafa que vivimos. Transparencia y buen gobierno obligan a que paguen por sus beneficios los negocios como pagan los asalariados, que el erario público es sagrado bien común, no para regalarlo sin control a empresas que gestionan servicios públicos sociales, de sanidad o educación. Y las Sicav sin tocar. Hay mucho que hacer todavía y no podemos seguir así.— Maximiliano Lasén Paz.