¿Destacar o camuflar los edificios?
A veces la arquitectura, con su presencia, puede ayudar a definir un lugar. En ese caso, merece la pena dotarse de una identidad potente “valiente pero no arrogante”, matiza el arquitecto Toni Casamor. Él, su socio David Baena y su equipo de arquitectos (bcq) son autores de un edificio de viviendas en Badalona que comparte esa premisa. Una identidad marcada puede conseguirse con medios sencillos y económicos como el color.
“Merece la pena aportarle algo al entorno cuando éste no te ofrece suficientes datos para resolver el diseño”, explica Baena, que considera que el entorno a veces pide ayuda. “Pide claridad, pide ser definido. En ese momento la arquitectura puede y debe aportar con valentía. Está claro que eso implica un riesgo porque si la decisión no es acertada se desgracia no solo el edificio sino también el entorno”, admite
El barrio de Badalona donde se levantan estas viviendas está repleto de edificios coloreados. Y el lugar, donde se erige el nuevo inmueble, un cruce de calles, es bastante indefinido. Tal vez por eso, los arquitectos juzgaron que aquí algo tan sencillo como un color iba a servir para que la gente se ubicase y, a la vez, para que un edificio se convirtiese en referencia urbana. “En las ciudades se atraviesan situaciones de desorientación y los edificios pueden ayudar”, insiste Baena.
De este modo, este edificio de viviendas contribuye a la identidad del barrio al tiempo que permite que sus habitantes se identifiquen con el edificio. La gente se suele acercar a un edificio distinto con escepticismo, pero la aceptación de los vecinos, la normalidad en el barrio, es el primer paso para la identificación e incluso el orgullo del usuario. “El primer día que oyes: ‘desde la casa roja, sube la cuesta y gira a la derecha’ sientes que las cosas van bien”, explica Casamor
Con todo, lo que da mayor fuerza a la fachada de este inmueble no es tanto el color rojo intenso, tan visible, como las carpinterías de las ventanas –“elegidas porque facilitaban el acabado de la pintura de la fachada”, explica el arquitecto- y la asimetría en la forma en que están colocadas. Esa composición libre refleja en realidad el desorden urbano de la zona. Se mimetiza con un orden poco convencional. Se hace eco del lugar al que suma comprensión y un nuevo elemento de color que contribuye a organizarlo.
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