El detonante

Parece ser que siempre ocurre lo mismo. No comenzamos a reaccionar hasta que no tocamos fondo, y un nuevo ejemplo lo encontramos en la crisis de los desahucios. Poco tiempo faltó para que, después del suicidio de Amaia Egaña, Kutxabank anunciara que paralizaba los desahucios. Acto seguido, el resto de entidades bancarias comienzan a pronunciarse sobre el tema.

Sin embargo, mientras el Estado pide líneas de crédito para rescatar a la banca y culpa a los ciudadanos por haber estado viviendo durante años por encima de sus posibilidades, ¿quién rescata a las personas? Porque, de momento, ninguna promesa electoral, ni ningún recorte, ni ninguna política austera han rescatado a un ciudadano de quedarse sin hogar.

Y yo me pregunto si realmente servirán de algo estos nuevos anuncios de los bancos o si simplemente se trata de una estrategia más hasta que se calmen las aguas de la sociedad. Me entristece que tengamos que llegar a una situación tan límite para que los ciudadanos seamos escuchados.— Jon Werckmeister.