Adelson y su casino
¿Era este el país que queríamos? Llega un señor con nombre de empresa en su linaje, Emerson, Thomson, Adelson, Johnson & Johnson por ventura, qué más da, un empresario forzado a invertir cada año no sé si más de un millón de dólares en su seguridad personal, un señor a quien quedan dos, tres telediarios quizá, y ante su proyecto claramente personal, hecho a medida de sí mismo, nuestras autoridades regionales y nacionales extienden la alfombra roja, babeantes de obsequiosidad, oh sagrada cupiditas aedificatoria, brutalismo constructor (¿constrictor?), ¡yo os venero! Bienvenidos a un capitalismo de casino vulgar y feo donde esta Hispania afflicta empieza a jugar su ruleta rusa: pasen y vean, hagan sus apuestas, rien ne va plus messieurs-dames!— Juan Ribó Chalmeta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.