Un edificio no está solo
FOTOS: FERNANDO ALDA
Desde el nuevo centro de salud de Adra, en Almería, se puede ver el mar. Los arquitectos Nicolás Cermeño Ginés y Juan Luis Torres Benayas se dieron cuenta cuando subieron a la cubierta del antiguo edificio al que el centro sustituye de que mirando hacia el Sur, por encima de los colegios y los tinglados portuarios, aparecía el mar. Ahora son los pacientes que se sientan en la sala de la planta segunda y el personal de la planta primera los que esperan, o trabajan, disfrutando de esas vistas.
Hablar del mar es importante porque ha sido el entorno cambiante del pueblo lo que ha ido modificando, durante su construcción, la naturaleza de este centro.
Durante la obra el pueblo cambió. Se rehabilito la Torre de los Perdigones y se encauzó la antigua y degradada rambla. Ante esa transformación, los arquitectos se plantearon cambiar también ellos. Transformaron el lenguaje defensivo inicial de la fachada del centro de salud por otro más hospitalario realizando un gran hueco en planta segunda, que, desde el interior, enmarca la ciudad y su torre a modo de postal y que, desde fuera, rompe el muro de la fachada principal.
El nuevo edificio es así una suma de dos prismas paralelos unidos, y desunidos, por un patio al que miran todos los espacios y sobre el que vierten todas las circulaciones. En la parte Sur, y en dos plantas, están ubicados la clínica y la rehabilitación. En el prisma Norte, y en tres plantas, están las consultas, la sección de pediatría y la de radiología. Los pasillos que conectan ambas alas dan también al patio y este se prolonga hasta formar la fachada con una caja de vidrio. Ese vidrio contrasta con soluciones no industriales, como las perforaciones en los muros de ladrillo para facilitar la ventilación, empleadas en el resto del edificio.
Así, el diálogo entre industria y tradición está presente en todo el edificio. No existen pilares en su interior. Las losas prefabricadas de los forjados están montadas sobre pórticos de perfiles laminados de acero coincidentes con las fachadas. Ese diálogo busca combinar la limpieza y la comodidad del usuario con la pertenencia a un lugar al que sabe mirar y hablar.
Está claro que el patio refresca e ilumina el centro, pero también, por si hace falta utilizar etiquetas, ese tipo de recursos limita el gasto energético, favorece la ventilación y, por lo tanto, hacen más sostenible un edificio, su uso y su construcción. Desde las vistas que ofrecen y buscan, pero también desde la forma en que están construidos, algunos edificios demuestran saber que no están solos en el mundo.
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