Campeones de mentira
El 'caso Amstrong' debe llevar a depurar responsabilidades en todo el mundo del ciclismo
Aunque el aficionado al deporte sabe de sobra que, a menudo, detrás de cada ídolo o de cada gesta puede haber una zona de oscuridad, siempre ha preferido creer que las grandes competiciones inventadas en el siglo XX —los Juegos Olímpicos, la Liga de fútbol, los Mundiales, el Tour de Francia— eran, quizás, el único reducto de la sociedad en el que una cierta idea ingenua de la justicia, representada por el “que gane el mejor”, acababa imponiéndose. Las revelaciones recién conocidas del caso Armstrong —la organización por parte del ciclista norteamericano de un sistema de dopaje indetectable—, aun no siendo las primeras que sacan a la luz la mentira del ciclismo y del deporte del cambio de siglo, han significado un duro golpe a la ilusión colectiva: el Tour no lo ganaba el mejor sino aquel con menos escrúpulos y más dinero para invertir en trampas.
El sueño limpio de los héroes deportivos, aquellos a los que admiramos por encima de todas las cosas porque son capaces de pisar territorios que solo existen en nuestra fantasía, corre el peligro de convertirse en un sueño podrido. Uno más. Si quiere ganar el reconocimiento social del que gozó hasta hace no mucho, el ciclismo, el deporte más golpeado por la sospecha y el descrédito, debe asumir su pasado reciente. Eso significa una exigencia de responsabilidades, y el pago de una penitencia, a todos aquellos que han construido la farsa a lo largo de los años y no solo a los ciclistas, muchas veces situados en la zona gris de víctimas-beneficiarios del sistema. Directores, médicos, masajistas, mánagers, intermediarios y la propia Unión Ciclista Internacional, todos los implicados, deben dar un paso adelante.
La propuesta de sus organizadores de declarar desiertos los siete Tours que Armstrong debería perder es muy importante. Dejar desnudo el pedestal de los héroes de los años más dudosos será un recordatorio para siempre de una época negra que nadie desea que regrese.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Una jueza absuelve a Daniel Arizmendi ‘El Mochaorejas’, el secuestrador más sanguinario de los noventa en México
El conservador Nasry Asfura, abanderado de Donald Trump, proclamado presidente electo de Honduras
Lea íntegro el discurso del rey Felipe VI
Felipe VI, solo un mandamiento: no poner en peligro la convivencia
Lo más visto
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Juan Carlos Ferrero: “Más que dolor, siento pena; los finales siempre son tristes”
- La cúpula de Vox votó por unanimidad la destitución de Javier Ortega Smith
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”




























































