A bordo de la III Flotilla de la Libertad
Esta entrada ha sido escrita por Diego Represa. Pueden consultar una versión más larga de este texto, así como la relación completa de fotografías, enhttp://primerafrontera.wordpress.com.
Dicen que a la tercera va la vencida. Con ésta máxima los tripulantes de la III Flotilla de la Libertad surcan estos días el Mediterráneo rumbo a la franja de Gaza para romper el bloqueo israelí y devolver la esperanza a un pueblo abandonado por todos pero todavía en memoria de muchos.
“La Flotilla”, como se la ha conocido en anteriores ocasiones, ha sido tradicionalmente un pequeño convoy de embarcaciones tripuladas por activistas y simpatizantes de la causa palestina con el objetivo llegar a las costas de Gaza. Sin embargo, ninguna de las dos primeras flotillas alcanzó jamás su destino.
La primera y quizás la más conocida por su triste final, fue abordada en mayo de 2010 por tropas de las fuerzas armadas israelíes en alta mar, produciéndose enfrentamientos en cubierta entre asaltantes y tripulantes, con un saldo de nueve activistas turcos muertos y 54 heridos.
La segunda viajó por el Mediterráneo durante el verano de 2011 y en ella se contaba una embarcación española: El Gernika. Sin embargo, en cada puerto en que amarraba, la flotilla fue encontrándose con mayores problemas, trabas burocráticas, sanciones, multas y actos de sabotaje hasta quedar finalmente fuera de combate tras ser retenida por la policía griega en el puerto de Atenas.
Hoy, con la experiencia aprendida en las anteriores ocasiones, se ha cambiado el convoy por una única y singular embarcación: El Estelle.
A primera vista, el Estelle podría parecer un viejo montón de chatarra renqueante. Sin embargo, este navío de origen germano y bandera finesa, de 280 toneladas y 50 metros de eslora, combina una navegación a motor y a vela que le proporcionan la versatilidad necesaria para hacer frente tanto a averías como a sabotajes.
Son las ocho de la mañana en el puerto de Santa Pola donde con el velamen recogido y el ancla echada, nos aguarda amarrado el Estelle y su tripulación de veteranos marinos noruegos, suecos y finlandeses. Su capitán, Mika, es el clásico lobo de mar. Su sonrisa torcida contrasta con una mirada cansada de ojos azul-escandinavo. Éstos parecen haber sido testigos de los terrores marinos del Báltico durante las largas noches de serviola oteando en el horizonte y sus peligros helados. Por eso, cuando le preguntas a este finlandés si teme que se repita una situación como la del Mavi Marmara en 2010 responde con un "no" impasible y una sonrisa feliz, casi infantil, como si la cosa no fuera con él.
Joel Opperdoes, uno de los marinos, tampoco flaquea con pensamientos sombríos. Afirma que sí, que es posible un encuentro con los israelíes aunque se muestra optimista. “Nosotros vamos con la justicia de nuestro lado. Todos hemos sido instruidos en técnicas de resistencia no violenta y si nos abordan sabremos qué hacer. Conocemos los riesgos, pero el objetivo merece la pena. Sólo buscamos abrir los ojos al mundo”. Para Joel esta misión es algo único, “no todos los días un marino tiene la oportunidad de combinar su trabajo con sus ideales para poder hacer algo bueno por los demás”.
El cargamento consta fundamentalmente de material sanitario (medicinas, muletas, sillas de ruedas) aunque también llevan juguetes, instrumentos de música y varias toneladas de cemento y material de construcción. “Es algo simbólico” afirma Charlie Andreasson, otro de los tripulantes. “Una pequeña ayuda no cambiará sustancialmente las cosas pero si conseguimos romper el bloqueo una sola vez, quizá podamos abrir la vía a más ocasiones e incluso a que los habitantes de Gaza puedan recibir exportaciones.”
Desde que saliera de Suecia el 13 de abril, el Estelle lleva recorrida la mitad de su larga odisea. En su trayecto bordeó la península ibérica visitando los puertos de San Sebastián, Bermeo y ahora Santa Pola, Alicante y Barcelona tras los cuales partirá hacia Italia con el objetivo de seguir dando a conocer su misión y recabar apoyos internacionales.
Cuando el sol está en su cénit, la proa del Estelle apunta ahora al puerto de Alicante,bajo el implacable sol y la ausencia de brisa marina, el navío va a haciendo su entrada lenta y discreta en el puerto al son del murmullo de su viejo motor alemán. Nuestro viaje toca a su fin, pero no el de su tripulación y los escogidos activistas que finalmente saldrán dentro de unos meses desde La Spezzia, si todo va bien, rumbo a Gaza.
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