Un trabajo impecable

El pasado 31 de julio fallecía en Pakistán mi marido, Roberto González Calvo. Fue una muerte súbita, inesperada, iniciando un trekkingy, en contra de lo que sugería la precipitada nota de agencia, imprevisible.

El regreso primero a Chilas y luego a Islamabad duró 24 horas de angustia, calor y esfuerzo por senderos y carreteras inacabables. Mi agradecimiento al guía de la agencia local que estuvo siempre a mi lado, que organizó y llevó a cabo la evacuación inmediata, así como a los compañeros de aventura que acabábamos de conocer por su solidaridad.

Quiero destacar la ayuda que he recibido de la Embajada de España. Su actuación para impulsar y abreviar los trámites de repatriación del cadáver ha sido impecable y eficaz; es su trabajo y lo han hecho muy bien pero además me han ayudado y acogido en mi situación de total angustia y desamparo. El embajador Javier Carbajosa, la cónsul Ana Durán, Bibian, agregada comercial, Lola, todo el personal de la embajada han sido mis amigos y mi familia en esos días. Se han desvivido por atenderme a costa de su tiempo y ocupaciones personales mucho más de lo que resultaría esperable.

Son funcionarios públicos cuya labor y esfuerzo tanto desconocemos y muchos menosprecian o incluso algunos denigran.

Estas líneas quieren dar a conocer el extraordinario comportamiento que la Embajada de España en Pakistán ha tenido conmigo y mostrar públicamente mi gratitud infinita a todo su personal.— María Jesús Arratíbel Aguirre.