Educar para ser feliz

Soy maestra de primaria de la escuela Pública y quisiera dar la enhorabuena a Gustavo Martín Garzo por su artículo Por una escuela pública, laica y literaria publicado el pasado 26 de agosto. Las palabras del señor Martín Garzo han sido un alivio para muchos docentes que amamos nuestro trabajo y pensamos diariamente que una educación pública de calidad es posible aunque a veces sintamos soledad, desconcierto e impotencia. Si partimos de que aprender es construir, no hay nada mejor que empezar, como dice Martín Garzo, a través de la palabra, de la ilusión, de la inteligencia creadora, del cariño y por supuesto del respeto al trabajo.

Pienso en la educación como la única herramienta para conseguir una sociedad educadamente feliz. A través de la docencia podemos inventar soluciones que nos lleven a potenciar futuros que partan de la igualdad de oportunidades y esto es un objetivo primordial de la enseñanza pública que los docentes que trabajamos en ella queremos conseguir.

En estos tiempos de deterioro acelerado de los servicios públicos es imprescindible apostar por una educación pública que proporcione, además de conocimientos, las herramientas necesarias para ofrecer a nuestro alumnado la posibilidad de ser educados a través de la reforma no solo de los contenidos y los métodos, sino de los corazones; aportándoles la esperanza de poder contribuir a construirles la vida.

Para conseguir esto tenemos que luchar por un sistema educativo que no se base simplemente en la evaluación sino que deje una ventana abierta a palabras como: diálogo, igualdad, ciudadanía y democracia.— Reyes Barea Durán.