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Siete novias para siete hermanos

Ganador de los Oscar de 1954 en la categoría de mejor banda sonora musical, un clásico del género 'agua con azúcar' sigue encantando con sus melodías graciosas y bailes acrobáticos. Una comedia sobre la vida rural estadounidense de aquellos años en los que no era exactamente un crimen caricaturizar la sociedad machista a través de un enredo ligero y romántico.

Combina aventura, acción, acrobacia, paisajes y aroma de viejo western… pero, a pesar de todo, es un musical. Con Siete novias para siete hermanos Stanley Donen logró conquistar hasta a un tipo de público que rehuía el género. Y lo hizo con escenas como el baile del granero, un enfrentamiento lleno de testosterona que, en cualquier otro guionse hubiera resuelto a tiros, pero que aquí se dirimía en un inolvidable número musical. Y, gracias también a una música optimista y pegadiza, lo que nació como una producción de bajo presupuesto, se fue convirtiendo poco a poco en un clásico. En El País de TCM de hoy recordamos Siete novias para siete hermanos, una de esas películas que siempre apetece volver a ver y volver a tararear.

 

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