No-land, la no-tierra de 44 millones de personas
Esta entrada ha sido escrita por Valeria Méndez de Vigo, Responsable del departamento de Estudios e Incidencia de la ONGD Entreculturas.
Imagínate que, de la noche a la mañana tienes que abandonar tu país o lugar de origen, prácticamente con lo puesto. Que has llegado a otro lugar u otro país, a un campamento o una ciudad, sin conocer el idioma, sin posibilidad de obtener recursos económicos, y sin saber qué va a ser de tu vida en el futuro, pero con una historia de angustia, sufrimiento e incertidumbre detrás. Pues esto es lo que les ocurre a las 44 millones de personas migrantes forzosas (refugiadas y desplazadas internas) hoy en el mundo.
Para llamar la atención sobre esta realidad, en Entreculturas hemos creado de manera simbólica No-land, un país virtual que acoge a las personas refugiadas y desplazadas, con una Constitución que garantiza sus derechos, a la educación, a la salud, a la igualdad, a la protección, derechos éstos tantas veces vulnerados en la práctica.
Tras el desplazamiento, las personas refugiadas y desplazadas sufren adaptaciones muy difíciles a sus nuevas vidas, en los campamentos o en las ciudades. Los campamentos suelen estar situados en lugares aislados o zonas fronterizas, la libertad de movimientos de las personas refugiadas y desplazadas está restringida y dependen de la ayuda internacional, por lo que se encuentran en una situación de “mendicidad sobrevenida”. Aunque sus necesidades más básicas puedan estar cubiertas, sus condiciones de vida son muy difíciles y su realidad cotidiana está marcada por la violencia, sobre todo, la violencia sexual y de género hacia las mujeres. Además, las situaciones se hacen crónicas- la media de estancia en los campamentos es de 17 años- con la consiguiente desesperanza e incertidumbre acerca del futuro.
Una realidad creciente y todavía más invisible es la de las personas refugiadas y desplazadas urbanas, hoy día, el 70%. Si bien la ciudad parece ofrecer más oportunidades de futuro, los refugiados urbanos se enfrentan a numerosos obstáculos. En muchos casos, tienen conflictos con la población de acogida y son víctimas del racismo y la xenofobia, por lo que prefieren permanecer en el anonimato. Esta invisibilidad ha de ser combatida para que no queden desatendidos: es necesario dar seguridad a las personas refugiadas, garantizando que tienen la oportunidad de ver satisfechos sus derechos básicos.
Un ejemplo de como funciona noland es el de Darfur. Los nuevos enfrentamientos detectados en la zona alertan de que la situación sigue siendo compleja. Aún un gran número de personas se ven obligadas a vivir desplazadas y sin posibilidad de volver a sus hogares debido a la violencia; podríamos, incluso, hablar de una “nueva guerra” en Darfur.
Entre la población desplazada en Darfur, las niñas y las mujeres jóvenes representan uno de los colectivos más vulnerables, enfrentándose a diario a una grave situación de discriminación y marginalización, manifestada -entre otras cosas- con la exclusión del sistema educativo y la ausencia de oportunidades de formación alternativa y de trabajo.
Además, es muy importante subrayar que este colectivo se ha convertido en víctima habitual de violencia física, sexual y psicológica. Muchas mujeres han sufrido algún trauma producido por la violencia y han visto vulnerado seriamente su desarrollo así como sus opciones para una vida digna.
Ante esta situación, de la mano del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) con quien trabajamos en Darfur desde el año 2006-, hemos decidido priorizar nuestra intervención en esta zona, además de continuar con su trabajo con los refugiados sudaneses en el este del Chad. De esta forma, pretendemos defender y proteger a las niñas y mujeres de Darfur garantizando su derecho fundamental a la educación y creando un componente específico de habilidades para la vida y formación profesional que favorezca su desarrollo personal y social. Más información enhttp://www.entreculturas.org/noland_darfur
Pero Noland también nos sirve para relaidades mucho más cercanas.En estos momentos de crisis económica, con Noland queremos reivindicar la necesidad de mantener los derechos de las personas refugiadas y desplazadas en el centro de las políticas públicas. Debemos alimentar el frágil valor de la hospitalidad. La sociedad debe acoger a las personas refugiadas y desplazadas y sanar sus heridas, protegerlas, integrarlas y darles oportunidades. Mñas información enwww.noland.eu.
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