La dificultad de sobrevivir a la ‘it girl’
Pixie Geldof, hija del músico y activista Bob Geldof, lleva cinco años ejerciendo de chica de moda Mientras busca mutar en cantante, continúa viviendo de las marcas
Tarde de verano en Barcelona. Afuera quema. En la oscuridad de una sala de conciertos esperamos a Pixie Geldof. Cantante, modelo e it girl. Sobre todo, esto último. Si atendemos a la definición de Wikipedia, una it girl es una “mujer joven y atractiva que recibe una intensa cobertura mediática sin relación o desproporcional [sic] a los logros personales”. Pixie ha venido a promocionar I Love Stripes, la nueva colección de gafas de Marc By Marc Jacobs, pero también a cantar. Dará un concierto junto a su grupo, Violet.
Aparece montada en tacones plateados, con tejanos prietos, camiseta gris, un corazón y una cruz dorada al cuello y las uñas pintadas en blanco y negro. Acaba de atender a una tele, pero no se ve para la foto. Viene de la piscina, no está maquillada. Mejor lo dejamos para esta noche, insiste, a pesar de tener firmado ese posado por contrato. Porque así es como va esto de ser it girl: llegas, luces la marca bajo las condiciones pactadas y te paseas un rato. “No sé lo que es una it girl. Aunque es algo que suena casi grosero. Odio el término. Sugiere la falta de otra cosa. Simplemente no me interesa. No veo la televisión”, asevera con cara angelical.
Pixie Geldof pertenece a esa estirpe de hijas de alimentada por los rockeros británicos, desde los Rolling Stones a Phil Collins pasando por Rod Stewart o por su propio padre, Bob Geldof. Puede que su progenitor no alcanzara mucho calado como músico al frente del grupo The Boomtown Rats, pero goza de un crédito irrebatible gracias a su activismo político. Con los proyectos Live Aid y Live 8 congregó a la plana mayor de lumbreras del rock en favor del Tercer Mundo. Además ha ejercido de periodista, conductor de tractor oruga, fotógrafo, profesor de inglés en Murcia y caballero del Imperio Británico. Su madre, la presentadora Paula Yates, fue encontrada muerta por sobredosis de heroína el mismo día en que Pixie cumplía 10 años.
Es probable que ambas circunstancias, la abrumadora fama de su padre y el trágico final de su madre, le impongan a Pixie hasta tal extremo que opta por callar sobre su parentela. Corta rápido el tema. Con una sonrisa, eso sí. “Estoy orgullosa de mi familia. Algunas personas ven eso como una cosa negativa. No me importa. Mi padre está conmigo 100% y eso es genial”. La descendencia de los Geldof se completa con Fifi Trixebelle, la mayor y menos mediática, dedicada a las relaciones públicas; Peaches, que ejerce de periodista, modelo y lo que se tercie; y su medio hermana, Tiger Lily, hija de Paula Yates con el malogrado Michael Hutchence, cantante de INXS, y adoptada por Bob Geldof.
“Estoy orgullosa de mi familia. Algunas personas ven eso como una cosa negativa. No me importa. Mi padre está conmigo 100% y eso es genial”.
Pixie entró en escena pronto. A los 16 años ya se dejaba ver en fiestas por Londres. La prensa sensacionalista documentó exhaustivamente sus salidas nocturnas y sus noviazgos (con el rockero George Benett o Evan Peters, el chaval trastornado de American horror story). Figuró para marcas como Levi’s, Diesel o Loewe.
Hoy, con 22 años, quiere ser cantante. Dice que escribe canciones desde muy pequeña. “Es difícil distanciar la moda de la música. Pero la realidad es que siempre he hecho música. Cuesta pasar de un mundo a otro y que te tomen en serio. Es un reto”. Es fan de Courtney Love, aunque asume su estilo como “pop británico elegante”.
Teniendo en cuenta la naturaleza comprometida de su padre, le preguntamos por cómo ve ella la crisis económica que asola Europa. Pone cara de sorpresa. “Creo que es terrible lo que está pasando. Pero no sé qué decirte sobre cuestiones políticas. La música siempre ha tenido un papel en temas políticos. Sin embargo, lo mío son las canciones de amor”. Un tatuaje en su brazo subraya sus intenciones: “Lo que sobrevivirá es el amor”. Pixie quiere mostrarse como una chica normal. Tiene miedo a volar, viaja con su perro siempre que puede, veranea en Mallorca y le encanta la actriz Emma Stone. Esa noche, Pixie escribió en su Twitter: “Un concierto genial. Fue muy divertido. Toqué una nueva canción”.
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